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1968, un convulso México y un año lleno de rock

Durante los años 60 los movimientos sociales estudiantiles de protesta se generalizaron por todo el mundo; la guerra, la inestabilidad, la lucha entre el comunismo y el capitalismo polarizaban la geopolítica y las condiciones eran idóneas para el surgimiento de una contracultura que lograra volcarse en la protesta, una de ellas el rock.

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El 68 fue un parteaguas en la historia de México, la represión del Estado comenzaba a hacer mella en las diferentes clases sociales quienes manifestaban su descontento, y serían los estudiantes quienes pagaran la cuota impuesta por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, quién el 2 de octubre de ese año ordenó el asesinato de cientos de estudiantes que se manifestaban en Tlatelolco alrededor de un movimiento político-cultural y social que permeaba a la sociedad mexicana. Se exigía un cambio y el autoritarismo lo silenció.

Fueron tiempos difíciles. 10 días después se celebraban unos cínicos Juegos Olímpicos que llevaban consigo la bandera de la paz, del orden. Sin embargo, el movimiento, aún con la resaca de las recientes heridas y el interés de los gobiernos por callarlo, no ha parado de darle vueltas a la idea de un México distinto.

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1968 el año del rock

1968 fue un año duro para los acontecimientos nacionales; y alrededor de ello giraba el rock como una expresión de rebeldía y liberación, una denuncia llena de guitarrazos y baterías inverosímiles para la sociedad conservadora que veía asustada a unos greñudos que fumaban mariguana y que gritaba esquizofrénicamente para ir en contra del sistema impuesto. El rock de 1968 también marcó un hito para la música, y fue ahí cuando se gestaron los subgéneros que marcarían tendencias diez o veinte años después.

En 1968 surgieron en Inglaterra tres bandas clave para la historia del rock: Led Zeppelin, Black Sabbath y Deep Purple, esta última con ‘Shades of Deep Purple’. En Canadá, Rush se levantaba como uno de los precursores del rock progresivo junto a los británicos Jethro Tull y su debut con ‘This was’, mientras que la etapa más psicodélica los sesenta se veía reflejada con Pink Floyd, quienes en ese año editaban su segundo álbum titulado ‘A saucerful of secrets’ y The Doors hacían lo mismo en los Estados Unidos con el tercero de su carrera: ‘Waiting for the sun’.

The Velvet Underground editaba también sus segunda placa titulada ‘White Light/White Heat’ y unos ya veteranos The Beatles, lanzaban un álbum homónimo, el noveno de su carrera. Paralelamente John Lennon experimentaba con Yoko en ‘Unfinished Music No.1: Two Virgins’; George Harrison se estrenaba como solista con ‘Wonderwall Music’. Algo nos decía que era el fin de una etapa. Cream prácticamente se despedía con ‘Wheels of fire’. The Rolling Stones triunfaban el millón de ventas de su noveno álbum ‘Beggar’s banquet’.

En México las cosas pintaban bien para el rock antes de la dura represión que causaría la persecución casi criminal de este género musical a finales de los sesenta y principios de los setenta.

Los Hermanos Carrión, Los Rogers, Los Locos del Ritmo o Los Hooligans todavía concebían al rock con esa imagen cincuentona y daban paso a una nueva generación de agrupaciones como Three Souls in my Mind quienes se formarían justamente en 1968, Dug Dugs, Peace and Love, Long Army, Toncho Pilatos o Javier Bátiz, músico tijuanense precursor del género en México, que tocaban con una fuerte influencia de los máximos exponentes de los Estados Unidos, en donde se gestaba un Woodstock que en 1969 se convertiría en el estandarte hippie por antonomasia. Esto daría pie al Festival Rock y Ruedas de Avándaro en el 71, resaca de una juventud ansiosa, reprimida y ávida de expresarse.

Fue 1968 un año convulso para la juventud mexicana, un año en el que las nuevas generaciones se enfrentaban al mundo de lo convencional, dando paso al arte, la política, el rock y la manifestación civil como formas de liberación y cambio. Después de 43 años, las cosas parecen no haber cambiado demasiado y nos encontramos más cerca del 68 que nunca.

Texto: @DiegoKoprivitza.

Diego Koprivitza

Periodista y comunicador. Edito eldescafeinado.com y dirijo la agencia de comunicación Cafeína Digital.

3 Comments

  1. […] Después terminada la Batalla de Waterloo y poniendo fin a las llamadas Guerras Napoleónicas, un cadete llamado Joseph y el General Byng regresan a casa, ramificando la narrativa en dos: el pueblo de Manchester en decadencia, y la opulencia de la burguesía inglesa después de su victoria. Nuevos impuestos a la comida y una baja al salario generan descontento. […]

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Diego Koprivitza

Periodista y comunicador. Edito eldescafeinado.com y dirijo la agencia de comunicación Cafeína Digital.