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Vista Chino y la revancha del stoner

Vista Chino retomó el viaje sin más gasolina que el puro gusto de mantener corriendo el motor de la distorsión.

Sigo a Kyuss desde la época del programa Headbanger’s Ball, o sea, hace mucho, cuando la música se conseguía a través de préstamos de discos para grabarlos en casetes y traerlos en joda en sendos Walkman y la Internet aún no llegaba, y cuando lo hizo, me importó lo mismo que la bolsa de valores o la vida íntima del vecino.

Kyuss
Brant Bjork, Josh Homme y John García fueron los fundadores de Kyuss a finales de los ochenta.

Tras la desbandada del grupo de California que ayudó a acuñar la etiqueta de “stoner rock”, no me interesó seguir sus proyectos personales (hábito que afortunadamente ya me quité, ayudado por la omnipresente world wide web), lo que significó que, un par de años después, supe por revistas que el grandote prolífico y pelirrojo Josh Homme traía a Queens of the Stone Age, nombre que no me atrajo, y la portada de su debut menos. Lo dejé pasar, pues. Queens of the Stone Age llegaron a mí, o yo a ellos, mediante un carnalito que admiro y respeto, y cuya afición por la música evita que use en él la sangrona definición de “melómano”, pero si tuviera que recurrir a ella, él lo sería sin duda. (saludos a Gus Abarca) ¿“Ya escuchaste el nuevo de Queens of the Stone Age”?, me dijo, “está chingonsísimo, trae a Dave Grohl en la batería”. Era el Songs for the deaf (2002), y lo escuché, y al igual que otros muchos miles de personas, me encantó.

Mi siguiente labor fue irme hacia atrás en la discografía de Queens of the Stone Age, y me engancharon cada vez más, sobre todo Rated R (2000), que considero su pináculo y seminal en su historial y la del rock (sí, más que el Songs…), ergo, me hice fan de la banda. Me gustó mucho Lullabies to paralyze (2005), incluso sin la inercia del locote Nick Oliveri en el bajo, pero a partir del Era vulgaris (2007) me parece comenzaron a sentirse forzados, cansados, repetidos, tanto, que hasta reciclaron “Make it with Chu”, extraída de sus experimentales The desert sessions vol. 9 & 10.

Después de tanta espera (y proyectos como Them Crooked Vultures, simple pasatiempo de músicos sin trabajo con sus respectivas bandas, con excepción de John Paul Jones), los Queens of the Stone Age de Homme editaron este año …Like clockwork, y para mí, ahí ya la puerca torció el rabo. Después de la convalecencia por su rodilla y todo lo que se haya «tripeado» en el lapso del anterior disco a éste el guitarrista de 1.93 metros de altura, y de lo que ha hablado en infinidad de revistas de música, obviamente tuvo todo el derecho a sacar su disco más personal y laureado por muchos medios, pero también, me reservo el derecho a aburrirme hasta la semana que entra escuchándolo, y conste que no son pocas la veces que me lo he chutado completo.

Vista Chino
Con «Peace», Vista Chino recupera la esencia psicodélica del stoner rock.

Por otro lado, no entraré en vericuetos de los proyectos de los demás integrantes en su etapa post Kyuss (Mondo Generator, Unida, Brother, Bjork en Fu Manchu, etcétera), grupo del cual, por cierto, su despedida …And the circus leaves town (1995), no me parece la mejor (uniéndome al clamor popular), creo que su obra más lograda es Blues for the red sun.

Todo este rollo viene al cuento porque, en 2010, John García, para promocionar su disco, tuvo la ocurrencia de convocar a los demás músicos (Brant Bjork y Nick Oliveri), para resucitar a su antigua banda e interpretar sus antiguas canciones bajo el apelativo de Kyuss Lives! Homme se hizo a un lado, pero les dio la bendición, y reclutaron para tal efecto al guitarrista belga John Fevery (quien tocaba en una banda tributo a Kyuss), hicieron giras, y en esas estaban cuando la chispa se encendió otra vez y se les ocurrió grabar música nueva.

Hasta aquí todo iba bien, para ellos y para los que esperábamos novedades sonoras de la querida y vieja pandilla puntal del stoner, hasta que, justamente, el que faltaba de la antigua caterva de la distorsión terregosa dijo que naranjas y que el nombre era de él y se confabuló con el otro exiliado de Kyuss, Scott Reeder, y entre los dos se encargaron de darle en la madre al proyecto, pero sólo por un rato, porque después de los sombrerazos en la corte, se resolvió que podían seguir usando Kyuss Lives! (siempre con ambas palabras del mismo tamaño), pero no para grabar en estudio, ni en vivo, ni en cualquier otro medio. La respuesta de García y Bjork (los involucrados legales), fue darle al par de buitres-busca-dinero una cachetada con tremendo guante de minero, rebautizarse como Vista Chino, y meterse a grabar un álbum nuevo.

El resultado de esa incursión al estudio dio como resultado Peace, disco que ya está en los anaqueles de las tiendas y tanto por la cercanía con la salida del …Like clockwork, de Queens of the Stone Age, como por todos los chismes y desmadres legales provocados por el esposo de Brody Dalle en contra de sus ex compañeros, no sólo me parece inevitable la comparación entre ambas obras, sino hasta necesaria. De entrada, fuera de todas las percepciones que puedan tenerse y declaraciones por ambas partes que puedan leerse, Peace le patea el trasero al disco de Homme por una sola razón: porque hace más que respetar una esencia o etiqueta, muestra el verdadero gusto por tocar sin indulgencias ni autocelebraciones. Ahora ambos protagonistas caminan rutas bastante alejadas.

queens of the stone age
Josh Homme, líder de Queens of The Stone Age.

Lo de menos es que para muchos los miembros de Vista Chino parezcan cromañones con la evolución en pausa mientras Homme es retratado como modelo en revistas «especializadas» de música (es decir, esas que desdeñan lo subterráneo), pues es en cuestiones sonoras donde lo opuesto de sus posturas se alza marcadamente equidistante a los ideales que cada parte entiende y ejecuta ahora, y sólo ahora, como el rock que los formó (repito, a mi parecer).

Mientras Joshua Michael Homme III hurgó en su interior para imprimir en una placa la parte más íntima, pero a la vez aburrida y descolorida de su ser, Vista Chino retomó el viaje sin más gasolina que el puro gusto de mantener corriendo el motor de la distorsión, por el placer de ver junto con sus cuates cómo toma forma una canción, de sentir el poder de las bocinas en la espalda, por saberse rockeros, de sentirse vivos con sus instrumentos. Como antaño, sin traicionarse, como lo siguen dictando sus propios cánones. Es la revancha musical y de principios por parte de quienes fueron demandados por la otra mitad de los fundadores de Kyuss. Sobra decir que, en lo personal, la actitud de Homme me pareció deleznable. Y hasta aquí, en el texto, llega toda relación Vista Chino y Queens of the Stone Age. Todo lo demás, pertenece a Peace.

Texto: Javier Carrillo.

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