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Vista Chino: «Peace», el desierto sónico espera

Peace es un viaje de altibajos que entrega muchas más recompensas que descalabros, simplemente porque  sigue las señales en el camino del stoner rock de los noventa.

Seguramente dicho álbum no le alcanzará a Vista Chino para ser nominado «debut» del año, y quizá ni para colarse en las listas de lo mejor de 2013 (repito, quizá), pero es una buena declaración de principios. Este manifiesto de horizontes color naranja recortado por figuras de cactus tiene más virtudes que yerros, se nota que les faltan tuercas por apretar, pero en contraparte ofrece grandes canciones y las que no alcanzan globalmente tal término, también contienen partes bien logradas.

Vista Chino

Literalmente, no han perdido el toque. Basados en los trabajos que han venido realizando en los muchos proyectos previos a formar Vista Chino, no es mucha noticia que Björk suene sólido en la batería y García intenso en la voz (levemente más traqueteada, pero sigue dándose a respetar); lo que sobresale son las labores de Mike Dean (de Corrosion of Conformity) en el bajo, que no hace extrañar al intermitente Olivery, y las del belga Fevery, quien trabajó en Peace con la firme disposición de no parecerse a Homme, pero con la férrea intención de hacer sonar a Vista Chino a lo que fueron, apuntando a lo que pueden llegar a ser. Sabe cuándo hacer sonar sus cuerdas como alambres de púas oxidados, y cuándo infundirles sonidos de un groove sicodélico más lisérgico que onírico.

En todo caso, es positivo que a la música no se le colara esa ambivalencia mostrada en la portada (del colectivo californiano The Date Farmers), la contradicción entre el nombre y las imágenes, el equivalente a dar la mano en señal de paz mientras la otra esconde una daga. Sin tapujos, este elepé es una apología al viaje pacheco, una invitación a surcar las terracerías cósmicas del fuzz patentado por ellos entre nubes de arena y volutas de marihuana.

Desde mi punto de vista, «Dargona, Dragona», «Sweet Remain», «Planets 1 & 2» y «Dark and Lovely», son las canciones que valen el disco, más ese disfrutable, largo, sicodélico y bipolar cierre «Acidize? The Gambling Moose». En conjunto, es un viaje de altibajos que entrega muchas más recompensas que descalabros, simplemente porque Peace sigue las señales en el camino del stoner rock de los noventa que ellos mismos forjaron, pero más que autoplagio es el retomar esa carretera por el puro pinche placer de sentir juntos nuevamente el Sol en la cara y expulsar los riffs que llevan en el corazón. Y eso, en una era de dominio digital en donde ahora a cualquier grupo de mequetrefes con guitarras le llaman rock, es para considerarse, si no es que celebrarse.

garcía bjork vista chino
John García y Brant Bjork retoman el camino del stoner rock en Vista Chino.

Al final del día, las preguntas obvias son: ¿Suenan a Kyuss? Claro, de ahí vienen. ¿Suenan mejor que Kyuss? No. ¿Suenan peor? Tampoco. Pero con Peace plantan en la cara de la música que quieren seguir para rato, y el cuarteto comienza a consolidarse bajo el nombre de la que supuestamente es la calle que los vio nacer. «Es muy sencillo tocar canciones de Kyuss», citaron en la revista SPIN a John García. «Cualquiera puede hacerlo, pero debes tener carácter». Con el debut de Vista Chino queda demostrado que eso es precisamente lo que les sobra. Llámese como se llame la banda.

Texto: Javier Carrillo.

El Descafeinado

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