Ghost cumplió con creces en su presentación en Guadalajara
Por: Óscar Beltrán / Fotos: Teatro Estudio Cavaret.
Fue Dante Alighieri quien conceptualizó e hizo trascender el ideal del infierno, pues en su obra plasmó un inframundo regido bajo conceptos opuestos a la divinidad inculcada en la época, todo con la finalidad de infundir el miedo, el cual logró superar la barrera del tiempo y seguir vivo en pleno siglo XXI. Y parece que justo de ahí emergieron los miembros de la banda de heavy metal de origen sueco: Ghost, quienes hicieron del 23 de agosto una fecha inolvidable en el plano de conciertos en la ciudad.
Un telón de fondo que recordaba a una iglesia, con unos vitrales que anunciaban el nacimiento del hijo, no del que estás pensando, no del salvador y redentor, sino todo lo contrario, el hijo de Satanás y Lucifer, adornaban el escenario del Teatro Estudio Cavaret. Se escuchó a lo lejos una primera campanada, la gente acudía al llamado como buenos fieles peregrinos. Segunda campanada, una fila se notaba ya en aquel recinto, integrada enteramente por feligreses de la música oscura que deseosos iban a escuchar la palabra divina. Llegó la tercera campanada, las puertas se abrieron invitando a los fieles a acercarse a escuchar la palabra de alguien muy peculiar.
Minutos antes de las 22:00 horas comenzaron a sonar coros que parecían propios de misa, pero estos invocaban a demonios, los casi dos mil asistentes sin pensarlo comenzaron a corearlos e invocar a la banda. Uno por uno arribaron los cinco músicos de Ghost, todos enfundados en una túnica negra al estilo sacerdotal y ocultando sus rostros, pues son conocidos como los Nameless Ghouls, que de inmediato hicieron sonar su potente heavy metal combinado con tintes de hard rock y doom, que puso a saltar a más de uno, incluso a los más escépticos sobre el estilo de la banda que apenas tiene cuatro años de vida. Se escuchaba Infestissumam, parte del nuevo disco que presentaban y que justamente lleva ese mismo nombre.
Tiempo de que se presentara Emeritus II, autonombrado Papa de la oscuridad, vocalista de la banda, que salió con su atuendo papal, pintado de calavera y ocultando su identidad, la euforia se desató y los corazones metaleros se aceleraron más ante la presencia de su santidad del mal que comenzó a recitar la misa negra con Per aspera ad inferi. Les dio la bienvenida a todos a su espectáculo y comenzó a interactuar en todo momento con los presentes.
Más allá de lo estético y teatral, por momentos tenebroso que llega a resultar el show de los escandinavos, con la presencia de unas monjas en vestidos entallados conocidas como Las hermanas del Pecado, o con Emeritus bendiciendo, con una actitud desfachatada y hasta jugando con incienso, Ghost demostró que tienen talento de sobra musicalmente, con ejecuciones que rayan en la perfección, solos de guitarra precisos y un bajo que impactó a más de uno, complementados por un sonido de piano oscuro y una batería que pareciera simple pero que da armonía. Son de esas bandas que en el estudio se escuchan muy bien, pero en vivo son todavía mejores, que no necesitan de gritos gluturales o ensuciar su sonido para sentirse metaleros, por el contrario lo hacen con toques elegantes. Poderosos, armónicos, los suecos han ganado adeptos como si se tratará de la propia iglesia satánica que fundó Anton Lavey, sus letras son irreverentes y misteriosas, justo como la identidad detrás del talento musical, pero eso sólo genera una atmósfera más densa que ganó aplausos, gritos, reconocimiento y las ganas de más en Guadalajara.
Es uno de esos conciertos raros, que parece se dan una sola vez al año, Ghost dejó a nuevos fans en la perla tapatía, hora y media bastó para que dejaran en claro que van en ascenso dentro del plano metalero, en donde han sido comparados con bandas como Black Sabbath, que en momentos es interesante notar como el ton de voz de Emeritus II es parecido al de Ozzy Osbourne.
La noche fue redonda en todos sentidos, visualmente, musicalmente y un grupo que hizo sentir a los mexicanos parte del propio espectáculo. Las canciones más coreadas fueron «Ritual», «Secular Haze», «Satanas Prayer», «Elizabeth», incluso se dieron el lujo de sorprender con un cover de los Beatles, que muchos cantaban y se miraban atónitos, Ghost regaló «Here comes the sun», la recta final fue de seguir invocando a Lucifer con su más reciente sencillo «Year Zero, Genesis» para cerrar con su himno «If you have ghosts».
La gente pedía más y coreó el nombre de la banda, Emeritus les dijo que era ya tiempo de ir a descansar a sus aposentos y el público también debía hacerlo, pero regalaron un par de canciones más, primero «Ghulem/Zombie queen», una canción que en vivo es sobresaliente, en el disco pareciera que tiene hasta toques poperos, pero que escucharla en el Cavaret fue un deleite que rayó en el éxtasis, combinaciones de surf, rockabilly embonadas en el poderoso metal propio de los europeos hizo que todos quedaran satisfechos, sin embargo cerraron con la más coreada, la que en el coro dice: “vamos todos juntos, todos con el hijo de Lucifer”, «Monstrance Clock».
No hubo para más, Ghost cumplió con creces y los que se lo perdieron deberán esperar, lo que sí es que con apenas un par de discos de estudio y un EP, el futuro de la banda es sumamente prometedor y no habrá que perderle la pista, a la espera de que regresen a México muy pronto.