La película de Alan Tylor busca recrear las pasadas glorias del Schwarzenegger noventero y su legendario Terminator.
Poderosa en su apartado técnico, la quinta entrega de la saga de Terminator se queda a medio camino entre una espectacular producción llena de acción y efectos especiales y un filme de trama vacía que recurre a los clichés que popularizó la historia hace casi 30 años, cuando apareció la primera película también protagonizada por Arnold Schwarzenegger, pero en ese entonces bajo la dirección de James Cameron. Nada nuevo, lo sé.
En una imperiosa necesidad por justificar mil situaciones (los porqués de los porqués), Terminator Genesis no brilla por su argumento, que habría que decir que es bastante plano y repetitivo; sus recursos más habituales son los guiños a la época dorada del cyborg que se hiciera famoso en la segunda película, Judgment Day estrenada en 1991, hasta el momento insuperable por sus predecesoras.
Se trata de una misma idea machancando al espectador una y otra vez -eso acaba de suceder hace 12 minutos, ¿por qué de nuevo?, pensé varias veces-; eso sí, con algunas puntadas -sobre todo cómicas- bien recibidas por el público.
La reivindicación de Schwarzenegger como un actor aún vigente a sus 67 años es constante: «I’m old, not obsolet», reza el ex Mr. Universo austriaco -que incluso a amenaza con regresar-, aunque las actuaciones se quedan en la línea hollywoodense de lo mediocre para abajo. Brilla la naturalidad de Emilia Clarke, quien cambió los dragones por las armas de fuego, así como el tinte de su cabello; guapa pero simplona. El resto del reparto conformado por Jason Clarke, Jai Courtney y J.K. Simmons, no ayudó demasiado en darle credibilidad a la historia.
Sin embargo, Terminator Genesis tiene puntos interesantes: el 3D se aprovecha al máximo ofreciendo una intensa experiencia que lleva al público al límite en las escenas atestadas de de acción y tensión, que a la postre son muchas. El halo nostálgico, para aquellos que disfrutaron de las dos primeras películas en su máximo esplendor, aflorará en más de una escena, donde repito, los guiños al trabajo de Cameron son más que obvios. Finalmente, la ficción no está alejada de algunos aportes y licencias que le dan sabor a la historia (véala, no espere spoilers), que regresará con dos nuevas entregas a partir de 2017.
El director, Alan Taylor (Thor: The Dark World), pareció estar más preocupado por regresar el tiempo a los ochenta para emular un viejo éxito comercial que en ofrecer algo nuevo, y eso que contó con 170 millones de dólares de presupuesto para hacerlo. También, por-lo-que-más-quieran, debieron invertir un poco más en la caracterización de sus actores; de pésimo gusto si la comparamos con la alta calidad de los efectos especiales y el tratamiento digital del film.
Es una película imprescindible para los fanáticos de la saga, aunque la recomendación es no hacerse demasiadas ilusiones. Mejor ser cauto y verla como lo que es: dos horas de disparos, robots y persecuciones como sólo Hollywood sabe hacerlo. Ideal para eliminar el estrés-godinez y embutirse unas buenas palomitas.
Su estreno en Estados Unidos será el 1 de julio, mientras que a las salas de México llegarán de la mano de Paramount Pictures el próximo el 3 de julio.
https://www.youtube.com/watch?v=rGSxss7gWak
Texto: @DiegoKoprivitza