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Sobre Confess y la libertad de expresión

Confess

Los metaleros iraníes de Confess podría enfrentar la pena de muerte en su país.

En esta sociedad de consumismo globalizado, a menudo olvidamos que el rock y el heavy metal son un poderoso vehículo por el que fluyen millones de pensamientos a través de miles de bandas. Quizá no se note mucho en esta parte del mundo donde tenemos la desgracia de las power ballads y donde algunos utilizan su libertad de expresión para gritar epítetos raciales (cof, cof, Phil Anselmo), sin embargo, en otras partes del planeta son menos “tolerantes” con este tipo de expresiones y pueden causar verdaderos problemas.

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Dos de los tres integrantes de la banda fueron encarcelados. Foto: Facebook Confess.

Medio Oriente se ha caracterizado por ser una zona de conflicto, no obstante, la cultura occidental ha ganado mucho terreno en países conservadores donde el Islam es la ley máxima, podemos observar este fenómeno en diversos trabajos, como el libro Heavy Metal Islam: Rock, Resistance, and the Struggle for the Soul of Islam (2008), los documentales Heavy Metal in Baghdad (2007) y Global metal (2008), además de los cientos de bandas que, a través de sus letras y música, dan a conocer las terrible situaciones del día a día en esta parte del planeta. Con todo y esto, las políticas de los gobernantes altamente religiosos siguen sin ver con buenos ojos al heavy metal.

A principios del mes de febrero de este año se dio a conocer que dos miembros de la banda Confess, originarios de Irán, fueron arrestados y encarcelados por los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, están enfrentando los cargos de blasfemia, publicidad contra el sistema, promover una banda y sello discográfico considerado como satánico, escribir letras anti-religiosas y conceder entrevistas a estaciones de radio extranjeras. De ser encontrados culpables por el delito de blasfemia podrían recibir la pena de muerte, sí, muerte por tocar heavy metal, la noticia fue difundida por el medio especializado Metal Injection en Facebook, en donde uno de comentarios más leídos era precisamente de un fanático iraní, en el cual alude a que quizá este asunto esté relacionado con otros temas, además del metal:

«Soy de Irán. Estos chicos han de haber hecho algo para molestar realmente a alguien, además de tocar metal. De otra manera no se enfrentarían a cargos tan graves. Si ese fuera el caso, una banda como Arsames habría sido detenido y ejecutado hace décadas. Hay algo más allá de la conexión con el metal en esta historia. La gente no se obtiene sentencias de muerte por tocar metal. A lo mucho, sus programas son cancelados y que pagan un chingo de multas. Espero que salgan bien de esta. Realmente. Sólo estoy ofreciendo perspectiva. Nosotros (los músicos de metal iraní) sabemos cuales son nuestros límites…»

En cuanto a la situación actual de la banda no se han tenido noticias aún. En Twitter se creó el hastag #FreeConfess, como método de protesta, aunque al que al igual que todas las etiquetas en pro de una causa, ha sido debatida entre la comunidad si es útil o no. Mientras que la cuenta oficial de Facebook de Confess está activa, aunque sin publicaciones más allá del 28 de octubre de 2015, fecha de lanzamiento de su último álbum In Pursuit Of Dreams.

Este caso me recuerda un poco a lo que se vive -y se vivió- en México durante los setenta, he incluso aún hoy en día, claro sin llegar al extremo, se alude al desprecio y a menudo la criminalización de los músicos y fanáticos por parte de las autoridades. Debemos recordar que el rock y el heavy metal son una forma de arte y de expresión y ninguna de estas manifestaciones culturales debería ser censurada o penalizada.

Texto: Daniel Pimentel Michel.

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