Bring Me The Horizon finalizó su gira por México en un abarrotado Teatro Estudio Cavaret
Si pudiéramos resumir en una frase la experiencia de este concierto, diría que fue como ingerir un par de shots de Jäggermeister con Red Bull y whisky. Y es que Bring Me The Horizon podría no parecer mucho en comparación con conciertos de más “renombre” y «duración», pero carga consigo una potencia increíble y condensada, y vaya que dan el golpe.
Los británicos originarios de South Yorkshire, Inglaterra, se presentaron el pasado domingo 13 de marzo en las instalaciones del Teatro Estudio Cavaret. La gente acampaba desde el día anterior y varias horas antes de que empezara el concierto ya había una gran fila que a las siete de la noche ya daba la vuelta a toda la cuadra hasta una fábrica cercana.
Los ánimos de los asistentes eran visibles, lo cual era de esperarse, puesto que la banda no se presentaba en el país desde hacía una década. A partir de las seis de la tarde se abrieron las puertas y aunque la fila avanzaba con gran lentitud, todos pudieron ingresar a tiempo, algunos dándose el lujo de relajarse en la terraza, mientras que el DJ MikAnhk compartía sus mezclas con un público que apenas prestaba atención. Poco antes de empezar el lugar se había abarrotado con más de dos mil quinientas personas y justo cinco minutos después de las nueve llegó el momento que todos esperaban.
La gente gritaba “¡Bring Me, Bring Me!” mientras una tranquila introducción de música ambiental, imágenes y gráficos en pantalla daba pie a la banda para subirse al escenario. Ahí comenzó a sonar «Doomed”, una pieza melódica y melancólica con voces desgarradoras e influencias electrónicas y ambientales que servía como calentamiento para lo que vendría después.
El concierto prosiguió con “Happy song”; la gente se volvió loca coreando “S.P.I.R.I.T.” al unísono, empujando y tratando de acercarse más al escenario. El setlist continuó con “Go to hell, for heaven’s sake” y “House of wolves”, ambas de su anterior disco Sempiternal. El mosh pit y el slam no se hicieron esperar.
Continuaron con “Chelsea smile” de su segundo disco Suicide Season del 2008 y fue ahí cuando la furia disminuyó de intensidad: empezó la electrónica “Throne” propiciando grandes coros y melodías que impulsaban a la liberación de vigor y ánimos. Entonces, con otra introducción ambiental de ecos casi religiosos arribó “Shadow moses” y reventó el recinto. La gente sucumbió nuevamente ante un arrebato de energía furiosa, siendo la empática e inmensa “Sleepwalking” la culminación de los mosh pits que ya no se vieron por el resto de la presentación.
De aquí en adelante el repertorio se tornó un poco más calmado. Primero con “True friends” de tono más post-hardcore y la más «popera», casi trip hop, “Follow you”. Con un brazo y mano extendidos hacia el público y simulando el latir de un corazón, el frontman se adueñó nuevamente de la energía del público con la declaratoria “Can you feel my heart” para después pasar a un pequeño receso y proseguir con el encore.
Al volver, continuaron con la tortuosa “Blessed with a curse” de su disco There is Hell… de 2010, propiciando una vez más su distintivo toque metalcore característico de años anteriores. Finalmente consumándose con la catártica resolución de “Drown”, coronando el evento como uno de los mejores en la vida de muchos de los asistentes.
Durante todo el concierto la banda despidió gran energía y entusiasmo, encaminados principalmente por la emotividad que el vocalista, Oliver Sykes, exhalaba en cada palabra que pronunciaba, ya fuera con gritos o con voces limpias (las cuales abordó con toda naturalidad y facilidad). El concierto nunca cedió ni soltó a sus fieles seguidores.
Aunque algunos personas criticaran el nuevo rumbo de la banda, el cual pasó de una primera fase metalcore a tomar influencias del rock electrónico, pop, post-hadrcore y rock alternativo, no cabe duda que fue una presentación equilibrada que repasó las etapas esenciales de la banda.
El concierto duró muy poco (poco menos de una hora y media). La gente se sintió decepcionada de que no hubieran presentado más canciones de discos anteriores, pues prácticamente el concierto se centró en su nuevo disco That’s the Spirit (2015) y Sempiternal (2013).
A pesar de esto, la presentación fue un éxito total -la organización reportó sold out– y la gente se fue conforme por haber experimentado un evento de esta magnitud que emanó una intensidad y coraje comprimidos, los cuales se sintieron todavía al acabar el concierto.
Aquí la galería completa del concierto de Bring Me The Horizon en Guadalajara.
Texto: Darío Mozqueda.