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Voivod, los sonidos del caos

«Post society», el paisaje sonoro de un mundo post-apocalíptico sombrío y perturbador

Voivod lo hizo de nuevo. Y en un paquete más compacto ―valga la redundancia―, pues en esta ocasión se trata de un E.P y en él, se encuentran como acostumbran: impecables en sus locuras sonoras, e inmersos en la ciencia-ficción con visiones negras del mañana entre distorsiones técnicas, progresivas y ‘thrasheras’.

Voivod
«Post Society» es un EP de cinco tracks que editó la banda canadiense el pasado mes de febrero.

El comando canadiense de músicos innovadores soltó en febrero pasado este mini disco que contiene cinco tracks de estudio, dos de ellos previamente lanzados en splits de siete pulgadas con sus colegas de sello Napalm Death y At The Gates («Forever Mountain» y «We Are Connected», respectivamente), más dos nuevos (“Post Society” y “Fall”), además de un homenaje a Lemmy, al hacer suya una canción del legendario Hawkwind con el cover a “Silver Machine”.

A estas alturas y en una trayectoria que abarca tres decenios, no están exentos de altibajos en grabaciones y cambios y regresos en su alineación, y aun cuando resulta obvio que los extraños sonidos y aventureras líneas de la guitarra del finado, siempre recordado y venerado Piggy fueron parte fundamental en el despunte de Voivod, afortunadamente para su causa ―y la de nosotros, sus fans―, las dos recientes adiciones entendieron a la perfección las desquiciadas maneras del conjunto como para continuar esa vibra que los puso en los reflectores.

Voivod

De entrada, en las guitarras el quebequense Daniel Chewy Mongrain sacó la chamba como un campeón. Megafan de Voivod desde su época en Martyr, con su habilidad no sólo mantiene intacta la esencia del grupo, sino que también erige un sentido legado al sostener y emular los monumentales e inesperados cambios patentados por Piggy.

Chewy se les unió para la grabación de Target Earth (2013), en el que mostró sin temores sus alcances en las seis cuerdas, mientras que el también canadiense, Dominique Rocky Laroche, quien entró al bajo en sustitución de Jean-Yves Blacky Thériault (que los abandonó otra vez en 2014), con los sempiternos Denis Snake Bélanger en la voz, y el baterista Michel Away Langevin (único miembro que ha participado en todos los discos, además de ser quien se encarga del arte e ilustrar las portadas), se dedicaron a continuar sin fisuras el estilo distintivo de su relumbrante nombre en Post Society (Century Media, 2016).

Experimentales per se, si bien arriesgaron poco basándose en su comprobada mixtura de exploración, disonancia y dureza, al combinar en forma clásica su thrash esquizofrénico lograron una amalgama entre lo mejorcito del Dimension Hatröss (1988), junto con algo del Angel Rat (1991), The Outer Limits (1993) y Voivod (2003).

Finísimo cada personaje en su instrumento y con la mira bien puesta en lo que se requiere para mantener en alto una reputación, asimismo esta novedad explora un tema recurrente en ellos: el paisaje sonoro de un mundo post-apocalíptico sombrío y perturbador. Abordan las visiones del universo después del cataclismo, en donde el humo negro oscurece al Sol y la ira se encuentra por doquier en un futuro oxidado habitado por fantasmas industriales, para presagiar que sólo resta bailar con la muerte al borde de nuestros miedos.

Desde su lejano debut en 1984 con el virulento War and pain, el plan de esta tropa de tecnología y tecnicismo continúa inamovible al momento de musicalizar el caos y las consecuencias humanas de la hecatombe, con entregas que van de cumplidoras a asombrosas, pero siempre bajo sus cánones. Y con Post Society, igual que como sucede desde hace tantos, tantos años, Voivod lo hizo de nuevo.

Texto: Javier Carrillo

Redacción

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