El gobierno municipal destinó 42 millones de pesos para el programa «Arte Público», duramente criticado por su opacidad en la elección de los artistas y presupuestos.
En semanas recientes se ha desatado una polémica manifestada en algunos medios de comunicación, pero sobre todo en redes sociales, en torno a la escultura que lleva por nombre «Árbol Adentro» del artista José Fors y que forma parte del programa «Arte Público» del gobierno municipal de Guadalajara a cargo de Enrique Alfaro y que fue presentado en agosto del 2016.
La controversia surge por dos motivos: el primero es sobre la cuestionable y «cuestionante» estética de la obra y el segundo, es sobre el recurso económico destinado a la creación de la obra el cual, oscila entre los más de 4 millones de pesos. Además, pudiera ser que existe un tercer motivo, que más que eso, es una suposición, y a pesar de que suponer no es algo tan positivo, me atreveré a decir que la producción de ésta y de las otras obras del programa mencionado, más que atender necesidades culturales, son cobros de favores de clase política. Para profundizar en este análisis, primero requerimos conocer este programa, ¿qué es?, ¿por qué y para qué surge?, ¿cómo opera?, ¿qué procedimientos se siguieron para diseñar e implementar este programa?, estas y muchas otras preguntas surgen alrededor de esta situación.
Jalisco, y particularmente Guadalajara, se ha distinguido históricamente por ser cuna de grandes obras artísticas y arquitectónicas que han trascendido a lo largo del tiempo. Hoy, estas manifestaciones son la herencia que forjan gran parte de la identidad no solo estatal, sino nacional. Grandes artistas como Orozco o el Dr. Atl, arquitectos como Jacobo Gálvez, han sido los personajes que, con su ingenio, cosmovisión, pasión y manos, tejieron esta identidad.
De acuerdo con Enrique Alfaro y su equipo de trabajo del área de cultura, dicha tradición artística se ha ido perdiendo y junto con ella, el respeto, el amor al patrimonio cultural, por tal motivo, se crea el programa «Arte Público» con el que pretende hacer de la ciudad una galería para reactivar este sentido de pertenencia entre los tapatíos a través de líneas de trabajo de que se enlistan a continuación:
- Recuperación del patrimonio
- Colosos urbanos
- Esculturas de bienvenida a Guadalajara
- Murales urbanos
- Premio de Escultura Juan Sorian
Cada una posee un objetivo particular; la primera habla sobre la restauración, la conservación y la promoción del patrimonio cultural entre los habitantes de la ciudad, las cuales están bajo la coordinación de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO). Me brinco a las líneas de trabajo 4 y 5, ya que ambas desde sus especificaciones, invitan a los y las jóvenes artistas locales, nacionales e incluso extranjeros, a la creación de nuevas obras manifestadas en murales en espacios públicos y en esculturas bajo el premio Juan Soriano.
Por otro lado, donde el programa se torna gris es en las líneas 2 y 3 que tienen como principal objetivo elaborar intervenciones y esculturas de grandes dimensiones y deben ser ubicadas en puntos destacados dentro de la ciudad. La producción de estas obras está a cargo de varios artistas que actualmente son quienes de cierta manera mantienen viva la tradición artística de Guadalajara; nombres como los de Javier Arévalo, Dolores Ortiz, Sergio Garval, entre otros, son los responsables de crear estos nuevos símbolos patrimoniales y por ende un nuevo sentido de identificación.
Recientemente los artistas Pedro Escapa e Ismael Vargas, quienes también forman parte del programa, han inaugurado sus obras que llevan por nombres «Pluma» y «Sincretismo» respectivamente ubicadas en la avenida Américas y Pablo Neruda así como en la avenida Federalismo, entre las calles Juan Álvarez y Hospital también respectivamente. De igual forma, se dio a conocer el diseño de la escultura de José Fors, «Árbol Dentro». Cabe mencionar que se ha hecho público el recurso económico utilizado para la creación de las esculturas mencionadas, «Sincretismo» presentó una inversión de 5 millones de pesos, Pluma costó 1 millón 300 mil pesos y la obra de Fors, a pesar de que está en proceso de elaboración, reportó una inversión de 4 millones 500 mil pesos.
Realmente no podemos determinar si son cifras excesivas, de hecho, se han destinado 42 millones de pesos para todo el programa. Muchas personas desde las redes sociales y otros medios de comunicación han mostrado su inconformidad sobre este rubro económico. Lo que sí es grave es que no se rinden cuentas, es decir, que no se ha presentado algún documento o factura que muestre cómo se va a invertir o se ha invertido cada peso.
Es arriesgado emitir una crítica en materia de estética porque podemos caer en subjetividades, más aún cuando son artistas que poseen el capital simbólico suficiente como para asumir que toda pieza creada será una obra maestra. Sin embargo, el formar parte de un programa que a su vez es parte de una política pública deben darse a conocer así como justificar cada rubro como se mencionó anteriormente, el pueblo forma parte de las decisiones incluso en temas culturales.
Además del aspecto económico, los parámetros estéticos no son claros, si bien es cierto que los artistas tienen libertad de crear con base en su capacidad de reinterpretar al mundo, se insiste en que los recursos son de la gente administrados por el gobierno, -se supone-, y por lo tanto, tienen el derecho de saber los criterios que se han implementado para la creación de cierta obra respetando el estilo de cada artista. Por las opiniones expresadas, lo tapatíos no están identificándose con estas esculturas, lo que quiere decir que el objetivo de esta línea de trabajo del programa no está siendo cumplido.
Por último, a algunos de estos artistas se les relaciona con el alcalde de Guadalajara políticamente hablando, no se está afirmando como un hecho, pero durante campañas políticas, especialmente en medios de comunicación, algunos de estos artistas aparecían. Entonces, la molestia entre la gente y las críticas que surgen en torno a estas esculturas se provoca por la sospecha de que es el cobro de un favor político, lejos de hacer un bien cultural con base en una necesidad aunado a los puntos anteriores sobre los parámetros estéticos, es decir, darlos a conocer, así como las cantidades de dinero que se necesiten.
No es una situación comprobada, pero la opinión pública se percibe con cierto grado de inconformidad, molestia e incluso rechazo a las esculturas que pertenecen a las líneas de trabajo 2 y 3 del Programa “Arte Público”. Si bien es cierto que la cultura es fundamental en el desarrollo de las sociedades cuando es gestionada con base en perspectivas de progreso y principios éticos, reforzar y reactivar el amor por el patrimonio cultural y la tradición artística son tareas cargadas de buenas intenciones por parte de la presidencia municipal.
El programa presenta 5 líneas de trabajo que pueden solventar lo dicho anteriormente, pero la información es y debe ser pública. La ciudadanía merece saber las bases que se utilizaron para determinar el recurso asignado, qué lineamientos o parámetros estéticos fundamentan la creación de dichas obras y la elección de artistas lo dejaremos en manos de la buena fe, pues confiamos que han sido elegidos precisamente por su tradición, estilo y alta calidad artística y no por cuestiones meramente políticas.
Texto: Daniel Ramírez.