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La cultura y los niños ¡juguemos a cambiar!

¿Cuántos y cuáles foros o espacios culturales están creados especialmente para los niños en la Zona Metropolitana de Guadalajara?

La cultura siempre se ha considerado un elemento valioso para la transformación social, un soporte importante en los procesos educativos que permitiría, de concretarse plenamente (puesto que el presupuesto para este rubro cada año es menor ), cambios significativos en la forma en que los niños y futuros adultos conceptualizarán el mundo; no obstante, la cultura es elitista, puesto que los procesos socioculturales se ven fuertemente afectados por la concepción socioeconómica que plantea Marx, es decir, la división de clases que favorece la apreciación, tiempo y recursos de un grupo en detrimento de otro y que por tanto, de acuerdo a los términos de Bourdieu, ejerce distintas formas de violencia simbólica “prácticamente” imperceptible, debate considerado por muchos como obsoleto o concluido pero que en lo personal considero tiene todo el sentido que brinda la actualidad y es hoy más pertinente que nunca.

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Un niño revisa un libro en la Feria del Libro Infantil de Buenos Aires. Foto: Estrella Herrera.

Entender la importancia de la cultura en los procesos de formación de los niños –futuros adultos-, de toda procedencia social, va más allá de una enunciación en discursos de demagogia política que refieren números y proyectos sobre el impacto positivo que tendría invertir y financiar en proyectos culturales para niños, puesto que estaría relacionado directamente en lograr que sus sueños pudieran convertirse en realidad y forjar así el país que todos deseamos.

Un país donde imaginar ser artista plástico o astrónomo sea una posibilidad viable y valorada, así como apreciar y crear el arte de la escritura, el goce de la lectura, la sensibilidad de la música, que nos permitieran generar no solo una sensibilidad estética sino social, para comprender ¡cómo hemos llegado hasta aquí! y así, contrarrestar en la medida de lo posible la espiral de violencia sin fin en la que nos encontramos. De esta manera, la cultura, como parte de las actividades educativas promovidas por y desde el Estado, se vislumbra como una de las soluciones posibles a nuestra crisis.

Sin embargo, hablar de cultura no es una tarea sencilla por sus múltiples definiciones y sus entramos significativos, dado que la mayor parte de las veces se asocian al folclor y tradiciones que produce, reproduce, adopta y consolida un pueblo como práctica social por consideraciones demográficas, geográficas, generacionales etcétera.

De esta forma y bajo estas consideraciones, la cultura es parte de nuestra cotidianidad, además de suponerse gratuita y de fácil acceso; no obstante, de manera frecuente me cuestiono ¿cuántos y cuáles foros o espacios culturales están creados especialmente para los niños en la Zona Metropolitana de Guadalajara? ¿cuáles son las opciones o actividades programadas para el aprendizaje lúdico, interactivo y creativo de los niños? ¿qué les ofrece una de las ciudades más poblada del país al público infantil? ¿cuál es el presupuesto destinado a proyecto con este enfoque? ¿cuáles son las posibilidades de acceso a espacios culturales en zonas rurales e indígenas comparadas con las de la mancha urbana?

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«Festival 10 sentidos», taller artes plásticas para niños en Valencia, España. Foto: Juan Miguel Ponce.

Estas preguntas surgen a raíz de la cobertura informativa que medios locales han realizado sobre la recuperación de un viejo espacio infantil hoy olvidado: el Centro de Ciencia y Tecnología Planetario Severo Díaz Galindo y de la necesidad de foros de este tipo (en la ZMG y al interior del Estado), para estimular las capacidades intelectuales y creativas de los niños, a través de la difusión del conocimiento y divulgación de la ciencia, así como la necesidad de exposiciones lúdicas infantiles en los distintos museos de la ciudad o puestas en escena de distintas expresiones corporales; en contraste, con la excesiva oferta de parques y jardines que si bien resultan centros de esparcimiento familiar no implican, por su naturaleza, una conceptualización de fomento a la cultura infantil y limita, por ende, la capacidad de potencializar futuros talentos que por sus propias limitaciones económicas o geográficas carece de accesos y espacios culturales, artísticos y científicos.

Es en este sentido que promover y difundir la cultura resulta de vital importancia para generar iniciativas donde los padres también se involucren en el fomento a la lectura o al acercamiento a las bellas artes y plantear proyectos permanentes e itinerantes con beneficios concretos para la población, en este caso infantil, tan olvidada por los sectores gubernamentales que ofrecen pocos sitios recreativos y además costosos como es el acuario Michin, y es justo en este punto donde la reflexión sobre las posibilidades de procedencia socioeconómicas para acercarse a la cultura vuelve a cobrar peso y donde se excluye a un sector poblacional como agente de cambio social con un derecho natural a mejores posibilidades de vida futuras que, sin duda, nos beneficiaría a todos en el camino hacia una sociedad más justa, equitativa y democrática por ello pensemos en hacer pequeños cambios que generen enormes beneficios colectivos ¡juguemos a cambiar las reglas del juego!

“(…) el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones.” Clifford Geertz (1988, p.20).

Texto: Araceli Fabián. 

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