Negocios que han pasado de generación en generación y productos derivados de este fruto tan típico forman parte de la tradicional Feria de la Pitaya que cada año se instala en la zona de las Nueve Esquinas y Mexicaltzingo.
La Feria de la Pitaya, que año con año se celebra en las calles del centro histórico de Guadalajara, específicamente en las Nueve Esquinas, es una muestra de la tradicionalidad que representa este fruto, que desde hace décadas es vendida por familias que generación tras generación ofrecen sus cosechas a las personas que pasan por ahí, y que quieren disfrutar de un fruto fresco y su sabor suave.
Cada año, en un lugar que es identificable por la gran cantidad de negocios de birria que hay, y por ser uno de los referentes de la ciudad desde el siglo pasado, diferentes comerciantes instalan sus puntos de venta para ofrecer a las personas pitayas de diferentes tamaños y colores, o productos hechos a partir de este fruto, como panes, ponches, dulces, o nieve.
Si bien es hasta el mes de mayo cuando la temporada de pitaya comienza, ya desde abril diversos comerciantes se habían instalado, y en esta ocasión, resalta la reubicación que han tenido, pues en este retorno luego de lo vivido por la pandemia de la COVID-19 es la calle Mexicaltzingo otra de las rutas de este fruto, donde esas familias que llevan décadas vendiendo, invitan a los transeúntes a que compren en sus puestos.
«Yo tengo ya 10 años vendiendo pitayas, pero esto es de herencia, es del papá de mi papá, y así sucesivamente, son más de 80 años», es lo que cuenta Mari Vergara, que proviene del municipio de Techaluta, comerciante que en cada temporada está presente en esta Feria de la Pitaya para ofrecer la cosecha a los clientes.
Si bien la venta de pitaya se puede ver como una tradición muy propia de Guadalajara, que va desde abril hasta mediados de junio, vista desde la producción hecha por diferentes familias es posible darse cuenta que tal tradición está esparcida fuera de la capital, en municipios como Amacueca y Techaluta principalmente, pero también en otras localidades como Teocuitatlán de Corona, Zacoalco de Torres, Sayula, Autlán de Navarro, Zapotlán de Vadillo, Unión de Tula y Solimán, y en otras regiones de Jalisco, como en la región Valles, región Norte o Sierra de Amula.
Tal es el nivel de producción que se le da a la pitaya en estos días, que una hectárea de pitayos con ejemplares de 15 años de edad es capaz de producir alrededor de 60 mil frutos, según datos del Consejo Técnico de Productores de Pitaya de Techaluta.
En esta temporada, no solo se venden pitayas, pues Blanca Estella Pérez es otra de las y los comerciantes del lugar que se diferencia a los demás por vender postres y bebidas hechas a partir de la pitaya, como pan, ponche y mermeladas, y aunque no es posible vender la pitaya durante todo el año, ella considera que surge un buen nivel de ventas, pues «es algo que la gente espera», y agrega que en días particulares como el 10 de mayo o el Día del Padre: «Tengo muy buena venta, porque en vez de llevar un pastel se llevan algo nuevo, que viene siendo el pan de pitaya en lugar del pastel, porque el pastel lo hayamos todo el año».
A esta temporada de ventas de pitayas ya le quedan pocas semanas, por lo que si te interesa ir, es momento de acudir a los más de 10 puestos que se encuentran junto a la plaza Mexicaltzingo y en las Nueve Esquinas, ya que la clausura de esta feria se planea para el 30 de junio.
Texto y fotos: Eladio Quintero.