Para qué mencionarles datos sobre la biografía de este hombre, magnífico artista, si estamos en una página de Internet y gracias a los dioses de la era digital, hoy mismo cualquiera que esté leyendo puede presionar los comandos necesarios para cortar y pegar el nombre en Google, y leer sobre el legado de Chaplin.
¿Qué hizo Charlie Chaplin para alcanzar la inmortalidad?
Simple, hizo reír a miles de personas alrededor del mundo y de paso contribuyó a asentar las bases para la narrativa cinematográfica y la comercialización del cine como hoy lo conocemos, y todo esto sin decir una sola palabra.
Desde que Charlotte, la máxima creación de Charlie Chaplin -él no era el único con una obsesión con la conjunción de las letras C y H, ¿me escuchas Chespirito?- apareció en 1914, se imprimió en la retina del subconsciente colectivo. Todos recordamos la imagen del hombre de bigote Hitleriano, pálido, ojeroso, enfundado en un traje viejo, un sombrero de bombín y su bastón de bambú, sí, ese era Charlotte, caminaba como pingüino, hacía bailar patatas en una cabaña tambaleante al borde de un abismo nevado y sobre todo, tenía un buen corazón lleno de inocencia.
El hombre, después nombrado Sir, no difería mucho del corazón de su personaje, sí de su imagen, pero como humano que era, sus aspectos oscuros eran igual de impresionantes que los luminosos, su vida, aderezada con alcohol, dinero y mujeres lo confirman como un rockstar.
Fue un compositor destacado, a parte de la música de sus películas, escribió y musicalizó varios temas, entre ellos «Smile», una de las baladas más hermosas de la historia.
Chaplin, también, sobrevivió a escándalos políticos, que incluyeron la valentía de burlarse de forma inteligente de Hitler en El Gran Dictador.
Su vida terminó a sus 88 años, senil, incapaz de hablar y de separarse de su silla de ruedas, pero eso no importa, porque en ese punto, él, Chaplin y Charlotte se habían asegurado un lugar en la inmortalidad, aquella que sólo es permitida cuando la gente guarda a los personajes ejemplares en su memoria.
El legado de Chaplin sobrevive en su treintena de películas, el innumerable merchandising y demás cosas en las que su imagen e influencia aparecen. La pregunta tal vez sea:
¿Qué ver de Charlie Chaplin sin tener que fingir que no me aburro?
El Gran Dictador: ejemplo de usar los diálogos en el mejor momento, sólo él, que se negaba a usarlos, supo cómo hacerlo con dignidad.
La Quimera del Oro o La Fiebre del Oro: La película más recordada y graciosa de Chaplin, si la encuentran verifiquen que no haya sido musicalizada en los noventa, pierde mucho valor cuando parece que es un score de película porno de los setenta.
Estas dos películas son mi recomendación para experimentar el cine de Chaplin y querer entrar en su mundo. Es bueno volver al pasado cuando este se encuentra en una película.
Texto: Asley Solís.