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Primera jornada del Festival Low Cost en España

Foto: César Germánico.

Por César Germánico.

Low Cost Festival, 26 de julio de 2013. Ciudad Deportiva Guillermo Amor, Benidorm, España. 

Acompañado de las últimas luces de una sofocante tarde de julio hago mi entrada en esta cuarta edición del Low Cost Festival. Evento musical que nació como alternativa económicamente más asequible al FIB y, al contrario que su pariente castellonense, enfocado a un público eminentemente español.

Aunque, a priori, el cartel tiene un perfil más bajo que el de ediciones anteriores tengo ganas de Portishead, Standstill o Crystal Castles y sobre todo tengo ganas de esas bandas que sin conocerlas te abordan como tormentas de verano, te mojan y te ríes. Tengo ganas de esas sorpresas que acaban siendo la esencia de cada festival.

Foto: Delorentos / César Germánico.
Foto: Delorentos / César Germánico.

Mientras me acerco al Escenario Energy, el secundario, para que nos entendamos, puedo escuchar los primeros acordes de Delorentos. Todavía ante poco público, el cuarteto irlandés cuajan una actuación muy correcta. Con buen sonido y oficio viven sus mejores momentos interpretando cortes de Little Sparks, su última referencia hasta la fecha. No arañan pero su pop-rock de tierras grises se muestra de lo más solvente dándome la bienvenida.

Ya en el Escenario Budweiser, el escenario principal, la edad entre el público sube considerablemente. Es el turno de Los Enemigos, una de las glorias patrias del rock estatal. Si Coppola dijo en Cannes al presentar Apocalypse Now que su peli no hablaba de Vietnam sino que era Vietnam, se podría decir que Los Enemigos no cantan sobre Malasaña, directamente Los Enemigos son Malasaña. Enchufan las guitarras y comienzan un concierto de esos que sin ser memorable -la ocasión era propicia ya que en sus más de 2 décadas de carrera jamás habían pisado Benidorm- se convierte en una lección de rock casi por inercia. Son muchos años en la carretera. Suena todo lo que tiene que sonar. A través de clásicos como Señora, Antonio o Septiembre comprobamos que la voz de Josele sigue atravesada por espinas de pescado y sus incondicionales le siguen adorando, así que todo parece estar donde tiene que estar.

Foto: César Germánico.
Foto: Los Enemigos / César Germánico.

Llegados a este punto debo entonar el Mea Culpa. Hacía tiempo hasta el incio del concierto de Veronica Falls cuando fui asaltado por unos ebrios jovenzuelos con pulseras VIP. No habían asistido todavía a ningún concierto, cosa que no parecía preocuparles mucho, y lo más importante querían obligarme a que fuera su amigo. La verdad es que me pasa mucho, no sé por qué. Supongo que siempre me costó decir que no a tiempo. Mi invitaron a Gin Tonic mientras hacían una disertación sobre por qué Benidorm es el lugar más asqueroso de España y tal vez del mundo. Puede zafarme cuando intentaban ligar con unas pobres chicas. Si queréis podéis interpretar este episodio como un breve apunte sociológico del público del Low Cost Festival o de la juventud española o sobre lo que querais.

Afortunadamente para contarme, y contaros, lo que aconteció en Veronica Falls hizo acto de presencia una bella joven aunque vieja conocida. La llamaré Amanda Manda. Según me contó tuvieron problemas de sonido. Sobretodo la voz de Roxanne Clifford no se oía y si tenemos en cuenta que uno de los grandes atractivos de la banda londinense estriba en las melodías vocales, su actuación estuvo bastante alejada de ser un éxito. Gracias Amanda, te debo una.

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Foto: Two Door Cinema Club / César Germánico.

Las horas pasan. Cuando veo el número de tipos orinando en los laterales del recinto caigo en la cuenta de que la afluencia de público ha aumentado considerablemente, aunque he de confesar que no se puede hablar de un llenazo para este primer día de Low Cost. Intento paliar el calor de la media-noche bebiendo cerveza a precio de sangre de unicornio cuando me dirijo al show de Two Door Cinema Club. Los nord-irlandeses son cabeza de cartel y en mi opinión, sin ser santo de mi devoción, estuvieron a la altura. Su indie de estadio resultó conforme a lo esperado. Buenas melodías, ritmos ultra-bailongos y frandferdinismo de libro. Hicieron sonar todos sus hits con gran actitud. Los más celebrados «Sleep Alone», «Sun» y por supuesto «What you know». Como apunte final destacar que al ver el impecable atuendo del vocalista, Alex Timble, uno no puede dejar de pensar que fue Boy Scout y que de hecho fue en los Scouts donde los miembros del grupo de conocieron. No os estoy tomando el pelo, mirad Wikipedia si no me creeis. Salta a la vista que son buenos chicos.

A eso de la una de la madugada asistí a un concierto que me cautivó ¿Recordais esas tormentas de verano de las que hablaba? En el Escenario Energy los Barceloneses SVPER (anteriormente PEGASVS) dejaron ojipláticos al personal. Una hercúlea columna de krautrock y psicodelia ruidista, interpretada por dos fantasmas, nos aplastó. Electro-artesanía densa y oscura sobre la que se montó la aniñada y fantasmagórica voz de Luciana Della Villa para anunciarnos que ese era «el fin de la noche».

Pero Luiciana se equivocaba. La velada continuó. De nuevo en el Escenario Budweiser, un gran número de incondicionales esperaban a una de las bandas de referencia de la florida escena indie granadina. Lori Meyers hicieron acto de presencia con un plan perfectamente trazado y acabaron ofreciendo el concierto con mayor intensidad de la noche. Viaje de Estudios, su debut de 2004, estuvo muy presente en el repertorio aunque les dio tiempo a desgranar el resto de álbumes hasta Impronta, de hecho uno de los mejores momentos lo protagonizó una memorable interpretación de «Emborracharme». Noni acabó descamisado a lo Iggy Pop y la audiencia afónica de cantar.

Foto: César Germánico.
Foto: !!! / César Germánico.

Sudor, cerveza y empujones. La noche pesa pero !!! ó CHK CHK CHK, como prefirais, quieren hacerla ligera con su clara apuesta por la música de baile. La verdad es que esperaba más de la única banda no europea del día. Pese a un buen sonido, una buena banda y la animosidad de Nic Offer, un vocalista que parece padecer el Baile de San Vito, no conecté con su propuesta. Por otro lado apropiada a esas alturas de la noche. Post-punk revival, Indie-dance… son algunas de la etiquetas que se me ocurren aunque me parece más divertida y quizá más acertada la definición de mi amiga La Dulce MaryAnne (la llamaremos así) sobre el sonido de la banda de Sacramento: Mierda para bailar. Reconozco que tuvieron sus momentos y la gente disfrutó. Nota mental: Haber consumido más de todo la próxima vez que vea a !!!

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