Por: Abraham Mercado (@abrahahahaham).
Cuando un DJ de sonidos pesados, una muchachita albina desinhibida y un rapero de bajos estándares morales se unen, lo que tenemos es Die Antwoord.
Die Antwoord puede ser sintetizado en una sola palabra: salvaje. Y salvaje, muy muy salvaje es lo que nos ofrece. El nombre de la banda significa, en Afrikáans, “La respuesta”, y de allí podríamos derivar en lo que este trío sudafricano tiene como concepto.
Sus letras en general tienen como temática central el sexo, el dinero, el “nosotros somos lo chido y no todo lo demás que escuchan” (como todo buen rapero); sin embargo, lo que ofrecen visualmente y sonoramente, es muy no-convencional. Su estilo “trashy”, de rave y el uso de poco vestuario así como el uso recurrente de body paint y caracterizaciones, han servido para que el público mantenga la mira en ellos.
Su más reciente lanzamiento, Donker Mag, es una explosión, literal, de sonidos. Compuesto por 12 canciones donde escuchamos los raps sucios y groseros de Ninja, para de pronto escuchar la hipnotizante voz de Yo-Landi en los coros, creando un contraste genial entre su voz dulce que recuerda a una niña de cinco años y los versos vulgares que recita, todo ayudado por la producción de DJ Hi-Tek.
Cada dos o tres canciones hay un interlude de máximo un minuto, donde escuchamos a la fémina del trío riendo a carcajadas, o cantando la famosa melodía de Nightmare on Elm Street, haciendo de escuchar a Donker Mag toda una experiencia. Un disco que definitivamente pondría en una fiesta donde todo se torna incontrolable.
Sus presentaciones en vivo son igual o más (sí, más) salvajes que el disco mismo, en donde, llenos de efectos de luces, sonidos explosivos y la vibra del trío, que al final del show siempre termina en ropa interior, empapa al público de una energía inigualable. Para darnos una idea de la calidad de este grupo, el año 2013 se presentaron en el Corona Capital y fue considerado uno de los mejores shows del año, siendo que no fue ni siquiera un concierto en solitario, sino una actuación de una hora en un festival.
Se debe ser de mente (muy) abierta para verlos, tanto en videoclips (que definitivamente vale la pena ver) como en vivo, y de tener muchas ganas de perder el control para escucharlos.