“Soñar es la acción más bonita, poética, dulce, benevolente que tiene el ser humano de conectarse.” Rodrigo Zuloaga.
Rodrigo Zuloaga, “Rozufe”, es un pintor de arte abstracto en Ajijic, Jalisco. Nació en Guadalajara, pero se creó como artista con el arte impresionista de varios pintores del mundo.
Como pocos, Rodrigo Zuloaga fue privilegiado al encontrarse conectado a su ser inconsciente con un juego de pinturas imaginarias que lo llevaron a convertirse en pintor. «Un día estaba soñando con colores, algo extraño porque eran sólo eso, colores que se trasponían uno al otro, sin ningún sentido, fue entonces, cuando algo dentro de mí se conectó, me hizo sentir una alegría que jamás había sentido, entonces lo supe, definitivamente quería dedicarme a la pintura» recuerda con una gran sonrisa en el rostro.
Desde muy pequeño, el gusto por el dibujo era algo que desarrolló sin saber, cuando una maestra de biología le dijo que el mamut del Museo de Guadalajara que había hecho, tras una visita para una tarea, tenía detalles precisos que ningún otro niño de 12 años había captado. Justo a esa edad, se dio cuenta de que tenía un talento innato cuando durante un viaje que hizo con su tío a Florencia, encontró en esa pequeña ciudad de Italia, más que un lugar en el mundo.
Regresó a Guadalajara con el ímpetu de hacer algo diferente, entonces, a los 17 años conoció a José Barbosa, pintor impresionista tapatío quien lo formó en el arte por alrededor de dos años: «mi hermano y yo, estábamos en un grupo católico espiritual, ambos conocimos a José quien nos invitó a su taller, mi hermano se aburrió muy pronto, yo continué con más ganas», explica.
«Mi madre me conocía tan bien que me apoyó, definitivamente no iba a estudiar derecho, medicina o arquitectura, así que, me patrocinó un mes en Florencia para estudiar un curso de pintura; me quedé dos años y estudié la Licenciatura en Arte en L.A.B.A.” recuerda emocionado.
Pese a que el arte en general no es una profesión rentable en nuestro país, Rodrigo se suma a los artistas que buscan el sueño pese al poco éxito económico. Tras varios intentos de establecerse como pintor en Guadalajara, decidió probar suerte en Ajijic, allí, inició el más grande sueño de Rodrigo que es vivir de lo que ama hacer. Encontró una gran oportunidad de inspiración y creatividad en el Lago de Chapala; desarrolló la pintura abstracta basada en los sueños, las emociones y la imaginación, “para qué sufrir, si todo lo puedes crear”, es la sentencia con la que promueve el arte todos los días.
Desde hace cinco años, administra junto con su esposa Vero Navarro, Studio 18 Art Gallery, allí, expone junto a los nuevos talentos su obra, brindan espacios artísticos para todos, además, ofrece talleres de pintura en los que mezcla la creatividad de la galería con el vino, la música y lo que quienes toman los cursos, se atrevan a experimentar; él, solo gusta de transmitir su esencia con toques de energía a través del color.
Texto: Cristina Lupercio.