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Deadpool 2, el antihéroe que llegó a la gran pantalla para quedarse

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Irreverente, mordaz y directa. «Deadpool 2» supera a la primera entrega del antihéroe de Marvel con una provocadora comedia negra llena de acción.

El plato fuerte de la 20th Century Fox para este año se posiciona para ser un éxito comercial, puesto que la cinta que protagoniza (coescribe y produce) Ryan Reynolds no escatima en lanzar poderosos gags virulentos y sátiras sobre casi todo. «Ryan es en gran medida Deadpool en cuanto a que su sentido del humor está en la misma línea que el del personaje», comenta Reth Reese, uno de los guionistas del filme.

Las risas están aseguradas.

«Deadpool 2» es una provocadora historia que lleva al espectador límite de la butaca para mostrar la historia de este antihéroe y su necesidad de aceptación en un mundo de convencionalismos.

Con un guion que va desde lo surreal hasta lo punzantemente crudo, cuasi voraz, hace de esta película una robusta burla -y crítica- que centra en una constante provocación hacia el espectador. Elementos que enriquecen al personaje para hacerlo inolvidable y odioso a la vez.

«Deadpool es una manzana entre naranjas, cuando se trata de superhéroes. Es irreverente. Se desprecia a sí mismo. Es bobo, infantil, violento, irritante. Es muchas cosas que no son los otros superhéroes, y ni siquiera es un superhéroe. Es como una especie de antihéroe en un traje de superhéroe», explica uno de sus guionistas, Paul Wernick

Josh Brolin (Cable) acompaña a Ryan Reynolds y Morena Baccarin en los papeles protagónicos de la cinta.

La segunda entrega de Deadpool es mejor a la primera en muchos aspectos. Se centra en lo que funcionó tan bien en su primera parte: la omisión de filtros y censura, en no escatimar con la sangre, las balas y, hay que decirlo, las bromas facilonas, los guiños al cine de superhéroes y el diálogo constante con la pantalla que no pierde el hilo a lo largo del filme.

Sobre la historia, cabe decir que tiene sus licencias, algo que los seguidores del cómic notarán de inmediato. Ante esto, Paul Wenick explica: «los cómics son como la biblia. Más vale que te apegues exactamente a cómo es el personaje en la tira cómica. Sin embargo, lo grandioso acerca de las historietas es que debido a que hay escritores distintos que van y vienen en una serie, un personaje puede morir aquí y después resucitar. Se nos permite un poco de flexibilidad en la forma en la que tratamos a un personaje. Me parece que nuestro objetivo como escritores no es imitar a un escritor en particular de las historietas, sino conseguir el sabor, sentir y textura de un personaje, así como su voz, y después llevarlo a la pantalla en nuestra forma original».

Deadpool es un fenómeno comercial, pero también fílmico, ya que cuestiona y dirige su esfuerzo a molestar a las mentes más cerradas. Hace lo posible para restarle seriedad -y lo que esto signifique- al ahora enaltecido universo Marvel. El personaje es un «individuo autocrítico, que se odia a sí mismo y está en un espiral descendente de vergüenza», expresa Wernick.

Y quizá, lo más importante, es la forma en la que se logró el justo balance entre el humor negro y el show business que requiere una película de superhéroes dirigida a un público adulto y con criterio. Desde su aparición en la gran pantalla en febrero de 2016, la película recaudó más de $750 millones de dólares en todo el mundo, según las notas de producción de la cinta.

Se trata de una película de comedia, con grandes dosis de acción y una tremenda necesidad de confrontación con la audiencia, por algo sus creadores aseguran que Deadpool reinventó la comedia de acción. Aunque la última palabra la tendrán los espectadores.

¿Estás triste? ¿deprimido? ¿estresado? ¿cansado? Ve a ver «Deadpool 2» y ríete de la vida un rato.

Texto: @eldescafeinado

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