Por Carlos A. Narvaez / Foto: Abraham Mercado.
La noche del pasado viernes 5 de abril fue motivo de fiesta y baile para el público juvenil tapatío, y es que nuestra capital fue anfitriona de uno de los conciertos más enérgicos y emocionantes en lo que va de este año; nos referimos, claro está, a Kakkmaddafakka.
Esta banda proveniente de Bergen, Noruega y nacida en 2004, está conformada por los hermanos Axel y Pål Vindenes, Stian Sævig, Kristoffer Van Der Pas, Lars Helmik Raaheim-Olsen y Sebastian Emin, así como por sus singulares coristas Martin y Sverre Sande. Con apenas tres álbumes de estudio lanzados al mercado, la agrupación ya ha experimentado en géneros tales como el indie rock, R&B, reggae, disco y música house, entre otros, lo cual ha resultado un aspecto clave para consolidarse dentro del gusto de todo aquel que es expuesto a su música.
Originalmente, Kakkmaddafakka tenía prevista su presentación en el municipio de Tlajomulco; sin embargo, tras una serie de cambios y reacomodos por parte de los organizadores, fue la Mansión Magnolia, en el centro de la ciudad, la sede final de este concierto.
Después de que grupos locales como The Oaths, Los Ramírez y La Garfield encendieran el ánimo (y la impaciencia) de los cientos de jóvenes que había reunidos en el lugar, la banda noruega finalmente pisó el escenario en una ola de gritos y aplausos, no sin antes saludar a los presentes con un caluroso “¡Buenas noches, Guadalajara!”.Cabe mencionar que los miembros de la agrupación se mostraron emocionados en todo momento por el grato recibimiento del público tapatío, al punto de romper su compostura en más de una ocasión sólo para saltar por todo el escenario a la par de explosiones rítmicas y juegos de luces que enloquecieron a la audiencia.
Así, después de casi una hora y media continua de concierto durante la cual sonaron canciones como “Is She”, “Touching” y “Restless”, entre otras. Kakkmaddafakka se despidió en medio de ovaciones y gritos de júbilo, cerrando con broche de oro la que seguramente fue una de las noches de las que ninguno de los presentes se olvidará en un buen rato.
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