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Los monstruos del pantano

Down / Foto: Facebook oficial de Down.

Por: Javier Carrillo (@GoofyPinche).

Para el Laga en su cumpleaños, aunque no le guste Down. Ni cómo escribo.

Cocinada de manera rústica, como la comida cajún emblema del fangal sureño que los vio nacer, llega la segunda parte de las cuatro anunciadas en EPs de esta perniciosa pandilla de rednecks con Phil Anselmo al frente, pero con un soporte de secuaces capaz de acalambrar al más plantado. Aunque dijeron adiós de manera definitiva a Rex Brown, el bajo de Pat Bruders (Goatwhore, Crowbar) se ensaña en que no se extrañe al ex Pantera, y aun cuando en el camino cayó también el fenomenal guitarrista Kirk Windstein (justamente para concentrarse en Crowbar), al técnico de Down y miembro de Honky, Bobby Landgraf, no le castañearon los dientes para echarse el paquete encima. Y lo mejor es que, al trabajo de este par de “nuevos”, se suma que continúa firme la otra parte que se encargó de engendrar este monstruo policéfalo, el maestro del hachazo Pepper Keenan (Corrosion of Conformity), y el baterista Jimmy Bower (Crowbar, Eyehategod, Superjoint Ritual), nada más para que la bestia siga libre y reptando. Y en qué forma.

Down / Foto: Facebook oficial de Down.
Nueva alineación de Down / Foto: Facebook oficial de Down

Colmilludos y barbudos, poco importa que no se hayan quebrado los sesos para la portada en la segunda parte, lo importante viene dentro y es su sabiduría, filosofía y amor por sonar chonchos, por mantenerse fieles a ellos y su ruidoso desmadre. Siguen apropiándose de lo mejor de los dioses de Birmingham para meterlo en su vieja barrica y mezclar lo oscuro con lo rudo, lo rural con el tonelaje de sus instrumentos, para destilar su patentado, áspero y sabroso bourbon. Grabado en el Nosferatu’s Lair de la casa de Anselmo en Lousiana, esta producción no presenta muchos artificios, pero tampoco un méndigo punto vulnerable.

Seis tracks y apenas pasada la media hora les bastan para asestar en el escucha una mole de sonidos en variados tempos. Contrario a su antecesor ―pero sin desmerecerlo un segundo―, los riffs son más sólidos y tenebrosos, con más florituras y variaciones sin llegar al atasque, y la voz de Anselmo suena un poco más a la agresión de antaño, con sus emblemáticos asomos de crooner endiablado que dan color a la mezcla. Sin negar influencias, como tantas otras grandes agrupaciones, en ocasiones cubren el esqueleto de Down IV, Pt. II con músculos a lo Black Sabbath, pero las demás partes son encarnadas con aplomo y personalidad mediante los sudores de un stoner metálico, acento de sludge sureño, atisbos de blues pantanoso y charcos de doom, dejando un poco de lado (pero sólo un poco) el groove y lo acústico, para revolcarse a sus anchas en el lodo maldito de esa distorsión que tan bien conocen.

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Down presenta su nuevo EP «Down IV. Part 2″/ Foto: Facebook oficial de Down

Atinadamente sigue presente esa energía cruda y fluctuante entre palomazo y botellas de alcohol regadas por el piso que confiere a Down un sello propio de espontaneidad como si se escuchara desde el cuarto de ensayo, y con el riesgo de sonar a lugar común o palabra de fan, este disco no tiene rellenos y ahí están para comprobarlo marrazos como “Steeple”, “We knew him well” y “Sufferer’s years”, junto con la que cierra y una de las mejores del EP, “Bacchanalia”, que pasados los seis minutos se transforma en un trip acústico con electricidad menguante y voz espectral, que quizá augure esa parte más experimental de Down en la que prometieron meterse en alguna de las cuatro partes anunciadas, y que tienen desde ya salivando a los oídos por la siguiente entrega.

Redacción

Radio y magazine de música y cultura emergente ☕. Haciendo ruido desde 2009.

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