Más de 300 manifestantes se congregaron en la avenida principal que conduce al estadio Itaquerao de Sao Paulo, donde Brasil enfrentó a Croacia en el primer duelo del torneo, según informó AP.
Por: Milagros Cruz (@MilagrosCruzGro).
Tras la inauguración del Mundial de Futbol Brasil 2014, unos de los eventos más esperados en el mundo, no solo por la importancia que tiene esta nación sudamericana bien llamada «el país de futbol», sino porque los campeonatos mundiales de este deporte son de los sucesos que captan la mayor atención de la población internacional.
La FIFA al otorgar una sede mundialista toma en cuenta, además de otros lineamientos, que se tenga respaldo absoluto del gobierno así como de la ciudadanía popular esto para garantizar que los partidos sean llevados a cabo con éxito.
El inconveniente al que se enfrenta el gobierno de Dilma Roussef, radica en las movilizaciones ciudadanas y protestas sociales que han puesto en jaque a las autoridades brasileñas así como al Comité Organizador del Mundial. Este problema no es reciente, tiene ya sus antecedentes desde junio de 2013 cuando se celebró en dicho país la Copa Confederaciones, ese evento se caracterizó por protestas que pedían mejoras salariales, baja en el reciente aumento del transporte público entre otras cuestiones sociales. La gota de derramo el vaso para los ciudadanos fue el gasto público que se hacía para construir estadios e inmuebles propios para el mundial.
Estas demandas parten de un movimiento estudiantil que se ha permitido organizar los mítines por medio de las redes sociales, haciendo una llamado al despertar de la conciencia social. Brasil actualmente es un país emergente que ha desarrollado su economía explotando su mejor recurso natural: el petróleo, sin embargo socialmente sigue siendo un país subdesarrollado y el gobierno no ha respondido de manera suficiente a los problemas que aquejan a dicha nación, como son la delincuencia, la baja calidad en la educación, el desempleo, y un largo etcétera.
Por tanto las protestas no tiene que ver con el mundial propiamente, no se protesta contra el evento, porque obviamente de los aficionados que asistan se obtendrá una derrama económica para los brasileños, el porqué de las movilizaciones radican en los manejos que ha implementado el gobierno de Roussef en materia de bienestar social, los cuales para la población no han sido favorables y esto aunado a al gasto por el campeonato de futbol, pues ha reventado la soga por el lado más delgado.
Y es que a días de comenzar la justa deportiva, el gobierno brasileño ya tomaba medidas precautorias para evitar actos violentos similares a los ocurridos en la Confederaciones- abucheo en el partido inaugural a la presidente Roussef y riñas fuera de estadios donde se celebraban partidos- por tal motivo el FBI entrenó a 50 policías en técnicas para control de disturbios y lo que de ello derive.
A pesar de este panorama, Brasil ya dio el silbatazo inicial esta tarde de jueves, dejando una gran incógnita sobre lo que ocurrirá con las revueltas sociales y sus consecuencias durante el mes que durará el Mundial de Futbol de la nación carioca . Mientras tanto, según información de AP, «más de 300 manifestantes se congregaron en la avenida principal que conduce al estadio Itaquerao de Sao Paulo, donde Brasil enfrentó a Croacia en el primer duelo del torneo. Algunos intentaron bloquear el tránsito, pero la policía respondió con gases lacrimógenos y bombas de ruido».