Por: Rubén Martínez «The Dude» (@losmasparados).
Todo el mundo sabe que necesitamos ver a Led Zeppelin en un escenario una vez más, todos excepto Robert Plant y sus Sensationals Space Shitfters. Plant podría estar haciendo millones con un solo concierto o una pequeña gira de Zeppelin pero en lugar de eso prefiere rugir por su cuenta experimentando con el sonido de la americana, el bluegrass, el folk y ritmos africanos. Plant se ha convertido en la oveja negra en la controversia de volver a reunirse con John Paul Jones y Jimmy Page, pero con este nuevo material nos ha dado buenas razones de por qué no lo hace.
Lullaby and the ceaseless roar (2014, EastWest) es el décimo álbum en su carrera solista junto a su increíble banda que lo ha acompañado desde el 2005 con su álbum Migthy Rearrenger. Plant no es de complacer a nadie tratando de revivir el sonido zeppeliano, ni siquiera en vivo lo hace, la música que nos ha presentado en sus últimos cuatro discos aborda su obsesión por África y el country y blues sureño, su voz a cambiado con los años y lo ha hecho para bien, Plant se escucha más elegante y con tonos más tiernos que han logrado construir una placa con la cual nos podríamos quedar sin bonitos adjetivos para describirlo.
Las canciones de Lullubay… viven en un espacio donde toda la mezcla sonora van en armonía con la voz y las letras melancólicas y obscuras por momentos. El envejecer le ha caído bien a la creatividad de Robert Plant, ya que parece que no hay camino musical que no haya recorrido y que sabiamente ha logrado fundir un estilo único donde el desierto del Sahara y el folk más pantanoso se han unido creando algo fuera de este mundo.
El tema que abre el álbum “Little Maggie” es un agradable folk de las montañas que da paso al tema más pop del disco “Rainbow” donde comienza la experiencia de escuchar la voz de Robert Plant iluminando oscuras canciones y balanceándose perfectamente entre las sombras como un cauteloso Tom Waits.
Un álbum para escuchar a la luz de la fogata, un bonito disco que nunca cae en la repetición, así como el de un veterano del rock que prefiere seguir explorando su capacidad como artista aún cuando ya se encuentra en la cima, Robert Plant prefiere seguir rugiendo a su manera.