Por: Daniel Ramírez (gestor cultural) / Fotos: Cortesía de Ricardo Villalobos.
Durante estos últimos días he percibido un ambiente distinto, aunque familiar al mismo tiempo; a pesar de que las lluvias parecen no ceder, de repente se siente un viento que te acaricia, te hace temblar y que te encorves un poco porque te ha dado frío. Yo, sigo caminando y me doy cuenta de que los árboles están cambiando su colorida vestimenta por un desnudo atrevido y seco. Me detengo para ver la fecha y me cae el veinte de que estamos por entrar al otoño.
El otoño es la estación que recibe un cumulo de sentimientos que viajan con ese viento y esas hojas secas de los árboles, tus pulmones no tienen llenadera de tanto suspiro. Viajas en el tiempo, tu mente y tu corazón se conectan y revives un montón de recuerdos que se tiñen de nostalgia y también de paz. Esos recuerdos son casi palpables que hasta el pecho llega a doler, das uno de esos suspiros y te liberas un poquito.
![Diorama de los sueños de Ricardo Villalobos](https://eldescafeinado.com/wp-content/uploads/2014/11/minidioramadelossueñosI-600x600.jpg)
¡Puede ser que te preguntes muchas cosas, y tu cabeza está dando vueltas y el corazón palpita y palpita!, eso quiere decir que tu recuerdo y tu sentimiento te exigen que les vuelvas a dar vida, que les des otro significado, que los guardes en otro lado menos en ese mar de neuronas. Tenemos el arte para hacer eso, para dar otro lenguaje a aquello que no podemos decir con palabras.
El arte tiene muchos matices, pero gracias a esta sacudida otoñal, sólo puedo pensar en los dioramas para que, precisamente, mis sentimientos sean vistos en esta expresión. He conocido a pocos que entienden la magia del diorama y de sus alcances creativos y emocionales que llegan a tener, pocoslogran esa conexión de la que les hablo arriba.
![El artista visual, Ricardo Villalobos](https://eldescafeinado.com/wp-content/uploads/2014/11/RV.jpg)
Ricardo Villalobos, licenciado en artes visuales, obsesionado por las cajas, esas que usamos para guardar un sinfín de recuerdos traducidos en objetos, es de esos pocos que entienden y sienten la esencia del diorama. Su trabajo es meticuloso, metódico, muy pulcro y sincero, sin embargo, provoca lo mismo que el otoño, ese sabor nostálgico y melancólico. Ricardo es un maestro en la ejecución de este arte, se ve a él mismo no como el creador, sino como el instrumento que es utilizado para transmitir lo que su producto le indica, se hace extensión del mismo.
Sus dioramas (pequeñas y detalladas maquetas) evocan lo mismo que la víspera del otoño, no sabes si ríes o lloras, si reflexionas o lo evitas, el punto es que el trabajo de Ricardo Villalobos tiene una gran exigencia técnica, pero exige más a su público a tener el corazón abierto, tan abierto como sus dioramas, para que puedan entablar la misma nostálgica conversación que incluye un roce del viento de otoño y un sorbo de café.
Para conocer más de cerca el trabajo de este artista, puedes visitar su página de Facebook.