Por: Óscar Beltrán (@OscarI_Beltran).
El rol de las mujeres dentro del mundo del metal ha ido evolucionando de tal manera que se han hecho dueñas de géneros propios, exclusivos para que las melódicas voces femeninas, que pasan por altos registros como el soprano y mezzosoprano, destaquen dentro del género gótico y el metal sinfónico. Un extra es que su belleza les ha dado la categoría de divas y ha generado su idolatría por todos los rincones.
Justo en ese estilo musical, se da espacio a los cantos rudos, oscuros y guturales del screaming por parte de los hombres, que le daban ese toque complementario al estilo. Las damas vocalistas metaleras, no se quisieron quedar atrás, y apagaron ese mito de que sólo un hombre podría alcanzar esos registros en la voz para cantar black y death metal. Era el tiempo del nacimiento de una banda de death liderada por una mujer, capaz de darle un toque diferente al screaming.
Arch Enemy, banda de origen sueca (¿de dónde más?), es una de las percusoras en darle rol de la voz a una dama, que grita y hace estremecer con sus registros bajos y plagados de odio y rencor, propios de ese lado que habían dominado los hombres. Incluso Arch, en su nacimiento en 1996, tenía como voz a Johan Liiva que fue quien grabó las primeras placas con la banda que respetaba un death metal en su total esplendor.
Fue en el 2001 cuando se dio el primer cambio en la banda y con ello llegó a la voz Angela Gossow a imponer un estilo brutal, de registros en la voz rasposos y que la hicieron única, dándole salida a bandas con frontwoman, que le dieron un nuevo giro y refrescaron la escena del metal en su expresión de mayor negrura. Inspirando a algunas que han triunfado como The Agonist, Frantic Amber, Cadaveria, Heaven shull burn, entre otras.
La alemana Gossow marcó una época con Arch Enemy, en donde refrendó lo mejor de la banda, que evolucionó su sonido a un metalcore y death melódico, que los hicieron más digeribles en su estruendo, siempre con las precisas composiciones de Michael Amott, un guitarrista experimentado que nunca deja de sorprender en cada paso que dan. Como un extra, la banda comenzó a internacionalizarse, principalmente por la imagen que daba Angela a la banda, por su talento y sobre todo por el tabú de ver a una mujer expresar tal rudeza demoníaca en el escenario y en cada canción de Arch.
Pero los tiempos van cambiando y evolucionan. De eso no hay duda, la reinvención en el mundo de la música en ocasiones es una necesidad, todo sea por mejorar, y es que siempre se debe de buscar el complacer a los fans y darles siempre algo nuevo que disfrutar.
Y Arch Enemy decidió hacerlo éste año con la presentación de su nuevo disco, titulado War Eternal, en el que sus letras de crítica a la sociedad, religión y gobierno, están presentes. El talento de Amott sigue allí, como el principal compositor musical, Daniel Erlandsson en la batería y Nick Cordle en la guitarra. Pero la noticia más importante y que impactó de lleno en el mundo del metal, es que Gossow no sería más la vocalista de la banda, decidió retirarse para asumir el rol de manager y temas administrativos, pero no estaría más al frente de la agrupación nórdica.
La propia Angela fue quien buscó a su propio remplazo, que sin pensarlo mucho, optó por Alissa White-Gluz (esa chica canadiense de cabello multicolor y una tímida actitud que ganó fama en el programa televisivo estadounidense de American Idol, al impactar con una voz única al interpretar su versión de «Bohemia Rhaphsody» de Queen, haciendo viral a su imagen) ex vocalista de la banda de metalcore The Agonist, quienes cobraron gran fama gracias a su vocalista, que combinaba a la perfección las voces limpias, algunas veces rayando en el mezzosoprano, con el screaming y guturales, dando un show en vivo único en su especie.
Además de un plus era el hecho que White-Gluz, gracias a su espectacular belleza y forma de ser, ganó adeptos para colocarla como uno de los estandartes más importantes y seguidos de las divas del metal.
Alissa no se lo pensó y aceptó la invitación para unirse a Arch Enemy. Esta decisión en un principio disparó las dudas entre los fanáticos arraigados de la banda metalerapues se cuestionó si darían un giro hacía las voces limpias y el screaming quedaría de lado. La respuesta fue inmediata: no. Arch Enemy seguiría firme a sus raíces a pesar del cambio de vocalista, la moneda estaba girando ya en el aire.
La moneda cayó, Arch Enemy presentó su nuevo plástico al mundo, War Eternal vio la luz, en este caso se sumergió en las profundidades de la oscuridad para ser escuchado: el veredicto colectivo fue aprobatorio, aunque las comparaciones entre las vocalistas no se hicieron esperar.
Y War Eternal realmente es un disco que respeta la historia de la banda, que toma sus raíces pero las hace mejores, vocalmente sí, White-Gluz es agresiva, ruda, aunque tiene un registro más agudo, tal vez menos demoniaco, pero sin duda es más digerible. Es un giro sumamente interesante el que han dado, es un hecho que la decisión fue tomada con la cabeza y el corazón, el sonido de la nueva placa de los suecos no se puede definir de otra manera más que de inspiración en su estado más puro.
La música tiene ese tinte melódico, pero las ejecuciones son rápidas, directas, armónicas y en conjunto suenan muy bien. Desde mi perspectiva este nuevo Arch regala un metal adictivo, digerible y sumamente disfrutable. Es un death metal que tiene canciones, que gustan más gracias a la voz de Alissa, que no desentona y que, para mí, genera nostalgia, pero no hace extrañar del todo a Gossow.
War Eternal es la décima producción de estudio de Arch Enemy, y es quizás una recopilación de lo mejor de su sonido en 18 años de trayectoria. Las letras de las canciones fueron compuestas, en su mayoría, por la nueva vocalista de cabello azul, algo que le da confianza para hacerse la imagen y estallar en vivo y en directo a su gusto. En efecto, la voz aguda de White-Gluz es enteramente gutural, de screaming, en el que ejecuta cada tono de forma precisa.
Desde que comienza el disco está presente esa atmósfera apocalíptica, en la que queda claro que el teclado juega un papel importante para dar esas sensaciones oscuras. Esto da paso a los guitarrazos, para que suene la rola «Never forgive, never forget», y es desde éste principio en donde queda claro lo que está por venir, un sonido fresco, que viaja por el death melódico, el speed metal, con unos vocales que hablan de fiereza y convencimiento, además de gran versatilidad en los registros que suben y bajan, algo que es un deleite escuchar.
Luego llega la homónima «War eternal», que es un sube y baja entre un metal más en forma, es decir suena un tanto como lo que es comercial, lo enteramente digerible, comprendiendo los apuntes de la banda y sus nuevos horizontes que buscan explorar.
Y así va corriendo el disco, minutos disfrutables, canciones duras, directas, reales, que suenan a Arch Enemy, al mejor de muchos años que sin reinventar como tal su estilo y sonido, entregan algo que sabe diferente, y no todo debido a la nueva voz. Y es que es melódico, es poderoso, los solos de guitarra son estremecedores, la batería es aplastante con doble bombo, pero ese teclado apocalíptico le da un plus que lleva al límite. Vienen pues los temas «As the pages burn, no more regrets», el primer sencillo en forma y que es sumamente melódica, pero a la vez violenta, es quizás donde más queda marcado el estilo vocal de White-Gluz que va de arriba y abajo sin perder la forma, un gutural que se hace eco y ronco.
No hay tregua, a los oídos los ataca «You will know my name», para llegar a un interludio enteramente de guitarra con «Graveyard of dreams», un espacio triste, para después seguir atacando con todo el arsenal del death melódico, siguiendo con un arrojo que es «Stolen life».
«Time is back», es un tema que explota esa nueva faceta en la que el teclado cobra vida y se siente un estilo sinfónico nunca antes relacionado con Arch Enemy, frescura que cae como anillo al dedo.
«On and on», para llegar a «Avalanche», esa rola que combina desde el power hasta el sinfónico, y en el que se siente una revolución liderada por la propia White-Gluz, en donde se desenvuelve mejor, y es que de fondo dobletea la voz, screaming, gutural y registros limpios melódicos que embonan a la perfección.
Una tregua, una pausa con unos temas sinfónicos, «Down to nothing», silencio. Se escuchan signos vitales, lentos, acompasantes, dan registro de vida, de que algo está resurgiendo, late el corazón hasta llegar a algo nuevo, el disco cierra con «Not long for this world», en donde estalla todo, un cierre magistral pero que da a entender algo nuevo, un resurgimiento con voces guturales y limpias, un nuevo estilo. Arch Enemy vive, una de sus mejores etapas está por venir.
Guadalajara será testigo de lo nuevo de esta banda, pues se presentarán en el Teatro Estudio Cavaret el 29 de enero con su nueva alineación, presentando War Eternal, con Alissa White-Gluz al frente y con la novedad de que se suma el guitarrista Jeff Lomis, ex Nevermore, banda de culto por su disfrutable power metal.
Así es que valdrá la pena ir a disfrutar de los suecos en vivo y terminar de juzgar estos cambios que ha sufrido la banda. Será un concierto para comenzar el año con el pie derecho en materia de conciertos. Los boletos ya están a la venta, en preventa todo diciembre costarán 500 pesos y a partir de enero 550.
Lethal Creation y Entertain the beast, son las bandas de la escena local invitadas a la cita con Arch Enemy.