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Estridencia en su estado más puro

El pasado miércoles 2 de diciembre se llevó a cabo en Guadalajara el tan esperado Metal Shot, concierto que marcaría el final de la gira latinoamericana de Testament y Cannibal Corpse.

Testament, shot de thrash metal. Foto: Óscar Castro.

Eran las 8:30, entre el público había algunos gritos breves, ahogados y algo desangelados exigiendo la presencia de Cannibal Corpse, mientras el staff ajustaba el audio, al cabo de unos minutos, los gritos se hicieron más grandes entre la multitud, hasta que por fin George «Corpsegrinder» Fisher y compañía tomaron el escenario. Con un sonido impecable que se sentía como patada en rostro, Cannibal comenzó a tocar. Para describir en pocas palabras su actuación, yo diría que fue brutalmente fenomenal: por casi cada rola que tocaron se organizó un slam, quizá pequeño y breve, pero la banda se empezaba a motivar. Su repertorio estuvo muy variado y bien balanceado entre lo más reciente y sus clásicos. Fisher, Webster, Mazurkiewicz, Barrett y O’Brien, le dieron al público tapatío una buena dosis de death metal.

Después de que finalizaran su actuación de Cannibal, tocó el turno para uno de los pilares del thrash, pero al igual que con Cannibal, había que preparar el sonido; en este punto de la tocada el humo de cigarro y la cerveza fluían por todo el lugar, el público se impacientaba cada vez más, hasta que un miembro del staff subió al escenario y colgó una bandera de México entre los amplificadores, lo que daría comienzo a la presentación estelar: Testament.

Testament en C3 Stage. Foto: Óscar Castro.

Con un setlist demoledor y una de las mejores actuaciones que he visto en vivo, Testament hizo vibrar cada centímetro del recinto. Esta vez el slam se hizo más grande y más duro, la cerveza volaba y la música se intensificaba, cada rola parecía más pesada y rápida que la anterior; durante la interpretación de “Into the Pit” (1988) se perdió la cordura y así seguiría durante el resto del concierto, la pasión desbordada fue tanta que incluso se armaron dos wall of death, pequeños debido a la poca capacidad del lugar, pero eso sí bastante intensos. Esa noche Testament dio cátedra de cómo se debe de hacer un concierto de metal.

Los vicios de siempre

Como ya es -mala- costumbre en esta ciudad, el evento comenzó tarde y con una organización que dejó mucho que desear; originalmente se había anunciado que sería en el Teatro Estudio Cavaret, después se movió al C3 Stage, se dijo que comenzaría a las 8 de la noche, sin embargo, el día del evento se informó que los horarios se recorrerían una hora, es decir, se abrirían las puertas a las 7.

También se dijo que habría dos bandas locales como teloneras, esto sí fue verdad, sólo que debido a los retrasos y de nuevo, malas organizaciones, estas dos excelentes bandas sólo pudieron estar arriba del escenario por media hora, Infective Simphony tocó dos rolas, mientras Sarcoma se aventó cuatro.

La escena local terminó en punto de las ocho de la noche, el recinto cada vez estaba más lleno, aunque todavía permanecía mucha gente afuera; algunos intentaban cambiar su boleto previamente comprado para el Cavaret, otros querían comprarlo, varios tenían cortesías, pero aún así no les permitían el ingreso y al resto, simplemente no los dejaban pasar.

Lo demás es historia.

Texto: Daniel Pimentel / Foto: Óscar Castro

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