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Iván Antillón: «Primero hice una maestría en Frank Zappa»

Iván Antillón prepara un par de discos nuevos: un acoplado en colaboración con músicos amigos y un disco de rancheras compuestas por él mismo.

“Without deviation from the norm,
progress is not possible…”
―Frank Zappa

Su padre se tomaba las tardes de los sábados como relax, luego de trabajar toda la semana, para poner sus viejos casetes acompañado de un six de cervezas. Entonces convidaba a Iván a que escuchara aquellas joyas que emanaban de las cintas: se trataba de un producto musical maravilloso, inclasificable, duro de digerir, sin lugar a dudas para un niño; a veces tirándole al progresivo, al jazz, a lo clásico, incluso en ocasiones, al heavy metal: el Hot Rats, el Waka/Jawaka… y otros álbumes. Era la inigualable voz, batería, percusiones y guitarras de Frank Zappa.

El señor le puso tantas veces los tracks de algunos de esos discos y se los explicó del mismo modo en innumerables ocasiones, que antes de entrar a la adolescencia, el pequeño músico en ciernes ya había hecho un máster en Frank Zappa.

A la par que asimilaba los gustos musicales de la figura paterna, aprendía de él a tocar el piano, cantar y a rasguear la guitarra con los primeros acordes.

A los 14 años se acerca a músicos como Óscar Fuentes para absorber de ellos no sólo conocimientos musicales, sino experiencias de vida dentro del rock y el blues. Discos como Gato en Celo, legendarios del rock tapatío de los noventa, fueron su principal formación musical, así como los diálogos con estos artistas veteranos. El blusero Fuentes le brinda a esa edad a Iván la primera oportunidad de abrirle conciertos y mostrar sus primeras composiciones en viejos foros de Guadalajara ya desaparecidos, como El Relieve, otrora ubicado en la Colonia Americana. Luego se le pegaría a otros músicos icónicos, de quienes también abrevaría sin límites en su adolescencia: Arturo Meza, Rafael Catana, Gerardo Enciso. Con todos ellos departió, abrió conciertos y dialogó sin descanso. Bebiéndose enteritos los álbumes de Rockdrigo, su innegable maestro desde ultratumba.

Iván señala que él más bien pertenece a la generación del grunge que a la del punk, que le es más familiar Kurt Cobain que Sid Vicious por cuestión cronológica. Lo cual no ha impedido que hurgue y se apropie de las joyas musicales de épocas diversas y pretéritas, de géneros tan disímiles que van desde lo ranchero al jazz, el blues, lo progresivo y lo alternativo.

Dice que llegó a ser músico profesional «sin querer queriendo», y la verdad es que es muy modesto, puesto que la calidad artística de sus canciones no le piden nada a ninguno de sus antiguos maestros rockeros y roleros ya mencionados. Así, sin querer queriendo, hizo de manera informal sus primeros discos como: El Mal Sueño de Joe (2001). Y luego afirma, riendo, tranquilo y dueño de sí mismo, frente a un trago de raicilla, antes de beberla: «no tengo ningún disco en forma…».

Antes de músico, confiesa, quería ser escritor. Por eso ha publicado algunos volúmenes de poesía y relatos, como Zanate: diario de una bahía, apoyándose en la experiencia como editor de eL eNe, amigo poeta. Fruto de sus experiencias músico-tropicales en Puerto Vallarta y Bahía de Banderas.

También cursó, en el mismo canal académico y teórico, una licenciatura en filosofía.

El mar lo llama, ineludible, como un padre primigenio, como los discos de Frank Frappa, Rockdrigo González, Arturo Meza y Óscar Fuentes, a los que no puede evitar volver. Por eso se mueve, itinerante entre las costas de Jalisco y la ciudad de Guadalajara, presentándose y cantando en variopintos foros.

Así como Zappa un día dejó la guitarra eléctrica y tomó la batería, Iván Antillón puede dejar descansar su guitarra también, para abordar la escritura y la lectura de obras filosóficas y literarias.

Si hiciera una lista de sus músicos predilectos, dice, sirviéndose otro trago del mismo malicioso y suculento brebaje etílico, fabricado en las costas jalisciences, la misma constaría:

1. Rockdrigo González y Arturo Meza
2. Frank Zappa
3. Joaquín Sabina
4. Rita Guerrero
5. Javier Corcovado
6. Tom Waits

Actualmente Iván Antillón realiza una tesis de maestría en estudios filosóficos en donde los videojuegos y la pornografía virtual forman parte de su objeto de estudio fundamental. Prepara, tranquilo también y sin prisa alguna, un par de discos nuevos: un acoplado en colaboración con otros músicos amigos: Karla Mora, Gerardo Enciso, entre otros, y un disco de rancheras compuestas por él mismo.

Sobre la filosofía, dice: «No les creo nada», pero la verdad, Iván Antillón no sólo es un gran músico, sino un escritor y conversador de enorme nivel.

Texto: Adán de Abajo.

Redacción

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