La noticia de la muerte de Sam Rivers conmociona a fans y músicos; su groove definió el sonido de Limp Bizkit.
El mundo del rock alternativo despide a Sam Rivers, el histórico bajista de Limp Bizkit, quien falleció el 18 de octubre de 2025 a los 48 años. La noticia fue confirmada por la propia banda a través de redes sociales, en un mensaje que conmovió a millones de seguidores: “Hoy perdimos a nuestro hermano. Nuestro compañero de banda. Nuestro latido.”

Rivers, nacido en Jacksonville, Florida, fue uno de los fundadores de Limp Bizkit, junto con Fred Durst y John Otto. Desde los años noventa se consolidó como una pieza fundamental del sonido nu metal, un género que mezcló guitarras agresivas, bajos profundos y una actitud desafiante. Discos como Significant Other (1999) o Chocolate Starfish and the Hot Dog Flavored Water (2000) lo colocaron en la cima de las listas mundiales y definieron el estilo de toda una generación.
El bajo como identidad
Detrás del caos y la teatralidad de Limp Bizkit, Sam Rivers aportó la base sólida y el groove que sostuvo el sonido de la banda. Su bajo no solo acompañaba; era el hilo conductor entre la furia del metal y el ritmo del hip hop. Con su precisión y estilo, se convirtió en un referente del género, influenciando a cientos de bajistas que crecieron bajo la era dorada del nu metal.
Problemas de salud y un regreso marcado por la lucha
La carrera de Rivers no estuvo exenta de sombras. En 2015 se alejó de los escenarios por una enfermedad hepática derivada de años de excesos. En 2017 se sometió a un trasplante de hígado, una cirugía que le permitió regresar a la banda un año después. Su recuperación fue celebrada por fans y colegas, quienes lo vieron volver con la energía que lo caracterizaba.
Sam Rivers: la muerte de un icono del nu metal
Hasta ahora, no se ha confirmado oficialmente de qué murió Sam Rivers, aunque los medios especializados señalan que su fallecimiento podría estar relacionado con sus anteriores problemas de salud. La noticia se viralizó con titulares como “Muere Sam Rivers, bajista de Limp Bizkit”, generando conmoción en redes y una ola de homenajes de músicos y fanáticos.
Algunos medios han manejado el cáncer como posible causa, tal como lo publica Reporte Índigo:
Pese a su historial médico, todo indica que Sam Rivers murió por cáncer, una enfermedad que tanto él como su familia guardaron en privacidad, salvo por ocasiones como el Festival Estéreo Picnic en Colombia durante 2024. Donde apareció con una playera con el texto “fuck cancer”.
Su legado musical
Como bajista de Limp Bizkit, Sam Rivers fue mucho más que un acompañante rítmico: su bajo definió la fuerza y el pulso del nu metal de finales de los 90 y principios de los 2000. Con su estilo sólido y preciso, sostuvo discos emblemáticos como Three Dollar Bill, Y’all, Significant Other y Chocolate Starfish and the Hot Dog Flavored Water, aportando grooves que mezclaban metal, funk y hip hop. Rivers se destacó por su capacidad de mantener la estructura de las canciones mientras dejaba espacio para la experimentación sonora de la banda, convirtiéndose en el latido interno de Limp Bizkit. Su técnica discreta pero efectiva influyó en toda una generación de bajistas y consolidó su legado como uno de los pilares del sonido que definió a una era.
Más allá de los datos, lo que permanece es la voz de su bajo, la energía que impulsó a Limp Bizkit y la huella que Rivers deja en quienes lo escucharon. Como bajista de Limp Bizkit, su figura era discreta frente al vocalista o al guitarrista, pero esencial: sin su bajo, muchas canciones habrían sonado diferentes. Ahora, al evocar su vida, también suena ese pulso que ya no late en el escenario pero que seguirá resonando en cada riff y en cada fanático que lo recuerda.
