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Calaveras, altares y cultura en la Noche de Museo Cabañas

Con un espectáculo de marionetas gigantes, un recorrido por cuatro altares y diversos talleres, la Noche de Museo Cabañas mantuvo vigente la tradición del Día de Muertos

Las actividades comenzaron a las 17:00 horas, en cinco mesas de trabajo se montaron los talleres de elaboración de máscaras de calavera, pintura sobre miniaturas de barro y arcilla, elaboración de papel picado, pop up de calaveritas literarias y una más donde artistas plasmaron la catrina sobre los rostros de las y los asistentes. 

Elia García, tallerista y guía de recorridos nos compartió que dichos talleres fueron organizados con el fin de que “las personas encuentren un lugar seguro para que puedan expresarse y reconectar con la creatividad que en algún momento de la vida se va perdiendo”, dijo. 

Terminados los talleres y cayendo la noche, la Catrina, el Catrín y un juguetón Xoloitzcuintle, las Catrijangas; marionetas gigantes e iluminadas se dieron cita al centro del primer patio del Museo Cabañas, e hicieron bailar a infantes y adultos.

Y esto no fue todo, en otro de los patios del hermoso recinto, se presentó el recorrido de cuatro altares de las culturas: Mixteca, Purépecha, Wixárika y Zapoteca.

Eusebio de la Cruz, representante del altar de la comunidad Wixárika del norte del estado, mencionó que para su cultura la muerte es un proceso natural, es un ciclo, cuando alguien muere regresa a su origen, la Madre Tierra, Tatéi Yurienaka te da la vida enviándote a la tierra y a su final, te regresa con ella.

Por su parte, Estefany, de la comunidad Zapoteca de la Sierra Sur de Oaxaca dijo que su altar se caracteriza por el arco que representa la bienvenida a las animas que nos visitan para interactuar con los vivos, y este altar, a diferencia de otros, solo tiene un nivel, donde se coloca la comida que les gustaba a las y los visitantes, como fruta, mole negro, caldo de res, pan, atole, chocolate y abajo se coloca el petate que representa la forma como los antepasados consumían sus alimentos, como no tenían sillas ni mesas, se sentaban en el petate para comer, también se coloca un plato de maíz y tortilla, porque es lo que tenían, así como un vaso con agua y lo más importante, el copal, ya que este crea el vínculo de interacción con los terrenales, este se debe soplar a los cuatro puntos para la bienvenida y las velas son la luz que ilumina el camino.

Y fue así, entre maquillaje, calaveritas, baile, luces y culturas diversas, se vivió el Día de Muertos en el Museo Cabañas.

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