Por Pablo Vázquez (@pablitovazquez1).
En mis casi tres décadas de vida, dos y media de ellas como aficionado al Tricolor, crecí escuchando de los Ratones Verdes, sí un mote que se dio a la selección nacional en la década del 70 cuando México cayó eliminado en Haití 1973 para clasificar al Mundial de Alemania 1974, en aquella oportunidad las eliminatorias se jugaban en una sola sede, y en Puerto Príncipe, México no pudo avanzar a la Copa del Mundo, incluso acusando temas de brujería sobre la selección, años más tarde en Honduras 1981, la historia se repitió y México no fue al Mundial de España 1982. Para 1986 México fue sede del mundial y país anfitrión que calificó con esa condición, cayendo en cuartos de final ante Alemania en Monterrey, y mi contacto con el Tri llegó en 1992, cuando un mítico argentino César Luis Menotti llegó para dirigir a México, «yo vengo aquí para ser campeón del mundo, no vengo aquí para perder el tiempo, y para llegar a eso debemos estar todos convencidos» citó Menotti a su llegada a nuestro país, por tanto y a mis nueve años, escuchar frases como esas, era pensar en un gran futuro.
Un año después ya sin Menotti quien fue despedido por un conflicto de los federativos y la guerra de las televisoras, México jugó su primer Copa América de la historia en Ecuador y cayó en la final del torneo ante Argentina, sí, la Argentina de Batistuta, ese temible delantero que jugó para la Fiorentina de Italia, desde entonces me ha tocado ver cinco procesos mundialistas y cinco Copas del Mundo 1994 (Estados Unidos), 1998 (Francia), 2002 (Corea-Japón), Alemania 2006, y 2010 (Sudáfrica), y en el camino oleajes de leves triunfos pero buenas actuaciones y decepciones constantes buscando el quinto partido, sí, los cuartos de final, instancia en la que sólo se ha llegado en los Mundiales que México jugó en casa 1970, y 1986.
En este andar rumbo a las cinco participaciones seguidas de México en los mundiales, se puede documentar como hoy, la falta de capacidad de los seleccionados mexicanos, para obtener uno de los tres y medio boletos para llegar al Mundial que la Concacaf le otorga, en 2001 con Enrique Meza, México, necesitó del relevo de Javier Aguirre para ganarle a su llegada a Estados Unidos, Jamaica, Trinidad y Tobago, empatar ante Costa Riva y vencer a Honduras y así clasificar a Corea-Japón 2002, donde nuevamente el Tri cayó en los octavos de final, siendo ese capítulo mundialista el más doloroso en la historia del Tri, pues México perdió 2-0 ante Estados Unidos. En 2009 Sven Göran Eriksson fue nombrado entrenador nacional, este sueco sólo duró tres partidos en el cargo, derrota en Estados Unidos 2-0, victoria ante Costa Rica en el Azteca y derrota en Honduras, su saldo y a partir del cuarto juego, en El Salvador el Vasco Aguirre llegó otra vez para salvar el barco mexicano en el hexagonal y llegar a Sudáfrica 2010.
Hoy seis partidos después y con ocho puntos en la bolsa, México no sólo no ha cambiado de entrenador, sino que además comprometió muchísimo su calificación al Mundial de Brasil 2014, con dos juegos de local en puerta ante Honduras el 6 de septiembre y el 11 de octubre frente a Panamá, y dos salidas el 10 de septiembre en Estados Unidos, y cerrando el hexagonal en Costa Rica, podría conocer al fin lo que mis leyendas infantiles a lo lejos escuchaban, a los Ratones Verdes, entender que en una nación en vías de desarrollo, hacia qué desarrollo, no lo se, pues un elemento más como lo es el futbol, tampoco se puede aspirar a grandes cosas, pese a que hoy como nunca hay varios futbolistas en Europa, eso no es garantía de evitar que México quede fuera de un mundial.
La selección nacional el producto mejor vendido y explotado de la mercadotecnia social y deportiva de nuestro país, está muy cerca de agotarse a si mismo, de devaluarse como el peso, pese a que hace un año en Londres 2012 escribió su más linda página de la historia, ganar el oro olímpico en futbol, y hace unos años 2011 y 2005 vio a dos generaciones de futbolistas ganar el Mundial Sub 17 en México y Perú respectivamente, hoy y pese a los baños de grandeza y cambio de mentalidad, México está cerca de su peor eliminatoria de la historia y una regresión futbolera, así como se vive en el país una regresión política del partido en el poder, digo las cosas juntas caben en el mismo país y todos hasta el Tri, aquí habitamos.
Como periodista me apena ver esto, porque entiendo que el futbol es un elemento que cohesiona las pasiones y emociones de un pueblo ávido de triunfos, que se alimentan con la sobre exosición medíatica del producto llamado Tri y como aficionado también lamento estar cerca de no ver más una actuación del Tri en la máxima carpa del futbol, en un Mundial, donde al menos el camino ya lo conocemos, los tres partidos de la primera fase, talvez el partido de octavos de final y una muy ligera esperanza de alcanzar el quinto partido.
En fin parece que el Chepo y sus hombres en la cancha, quienes por cierto sólo tienen un triunfo y tres goles en seis partidos, están matando a la gallina de los huevos de oro, precisamente por no jugar con los blanquillos bien puestos y con calidad en una de las zonas futbolísticas más atrasadas del mundo, y bajo la sombra del equipo de las barras y las estrellas, con todo lo que tener a Estados Unidos de vecino, deportivo y político representa.