Por Bárbara Gama / Fotos: @DiegoKoprivitza.
Con el pretexto de la despedida de Troker, banda que tiene un pie casi puesto en el Festival de Glastonbury, el Teatro Estudio Cavaret se revistió de ritmos vivos con un jazz que no da cuartel a las mezclas. A la par de los ásperos sonidos de San Juan Project y dos bajos en las filas de Gordo, los Troker hicieron gala de sus diez años de trayectoria musical.
Gordo abrió la noche con una peculiar combinación de bajos y batería. Le siguieron los San Juan Project, quienes, con sordina y voces rasposas, dieron la nota alta que marcaría el paso del resto de la velada. Antes de despedirse “El Tiburón” les acompañó con una última melodía. Troker no tardó mucho en hacer su aparición estelar. El Cavaret no estaba al borde de su capacidad, pero los asistentes eran fieles seguidores, amigos y conocedores de la banda. Fue una velada “íntima” con poco más o menos de 400 asistentes, que aplaudían cada entrada y salida. Entendámonos, había más calidad que cantidad.
Entre pieza y pieza del característico sonido de Troker, con una sólida base de jazz matizada de folk y algo de rock, los integrantes de la banda dejaron saber a su público que se encuentran en un momento sumamente importante de su carrera; hicieron remembranza de épocas pasadas -cuando años atrás se presentaban periódicamente en Puerta 22- y compartieron con los asistentes sus expectativas a futuro, el nuevo disco en puerta, del que dieron una probadita y el gusto de compartir escenario con San Juan Project y Gordo, bandas amigas y afines.
La velada fue un despliegue de la convivencia entre los músicos y su público. Christian Jiménez mostró su virtuosismo con un solo de teclado, Samo, en medio de una cortina de humo, hizo gala de los acordes que puede arrancar a su contrabajo, secundado por el DJ Zero en la tornamesa y aplaudido por el resto de los compañeros de la banda que, cómplices con el público, observaban su performance.
Troker es una de esas bandas que ha trabajado por encontrar su lugar en el mundo de la música independiente. Con tres álbumes grabados y uno más en puerta, han encontrado su sonido característico y le han sabido sacar jugo. Ya están fogueados con participaciones en festivales diversos y colaboraciones aquí y allá; ahora van dispuestos a cruzar el gran charco, bajo el proyecto de algunas jam sessions con bandas locales del viejo continente. La escena musical tapatía queda a la expectativa de lo que su regreso pueda ofrecer de propuestas novedosas y su ya consabida experiencia.
