“Crisis: Situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto o proceso” (RAE). Hoy en día, tanto aficionados, como prensa y “expertos filósofos” del fútbol emplean y desde mi punto de vista, muy a la ligera, el término de “crisis” para referirse a cualquiera que sea la situación que se presenta adversa y diferente a la que están acostumbrados y a la menor provocación “desenvainan” la espada pidiendo la cabeza de los responsables cuyas malas decisiones llevaron al máximo dicha situación y la convirtieron en el peor de los escenarios.
La crisis, como bien define la RAE, es ya el culmen del problema, el camino sin retorno, la pared al final del callejón, la crisis es esa luz roja que parpadea incesante frente a los ojos de todos, avisando que se ha tocado fondo y que se tiene que encontrar, cuánto antes, la mejor solución posible.
El fútbol es por demás caprichoso, a principios de año, el Barcelona perdía un partido, su presidente convocaba a elecciones, Luis Enrique, su entrenador, estaba a punto de renunciar y Messi, su gran estrella no iba a entrenar y preparaba sus maletas para irse a Inglaterra, hoy, mes y medio después, el equipo camina derecho, Messi hace goles de tres en tres y Luis Enrique parece ser el “nuevo” Pep Guardiola.
Con el Real Madrid pasa igual, justo cuando se consagraba campeón del mundo y culminaba el mejor año de su historia como institución, se decía que este era uno de los mejores equipos de la historia y que podía ganarlo todo, hoy, mes y medio después, todo es oscuridad y penumbra en el cuadro blanco, no juegan a nada, su rival de ciudad le “come el mandado” cada que quiere, Carlo Ancelotti, su entrenador, no tiene idea de fútbol y su estrella Cristiano Ronaldo, acaba de cumplir 30 años, está acabado y encima de todo, es un inconsciente que se le ocurre festejar su cumpleaños el mismo día que su equipo es goleado y “humillado” en la cancha. Así de extremistas podemos llegar a ser con equipos que han sido, que son y que seguramente serán los máximos referentes y exponentes del fútbol.
Ahora bien, si estos equipos están en “crisis”, yo me pregunto, cuál es la situación del resto de equipos aspirantes a ser los mejores, cómo estará el resto que vive en la mediocridad y que sus aspiraciones no son más que las de competir y pasar otro año más inadvertido y con el saldo más positivo posible. Yo preguntaría: ¿quieren hablar de crisis? Hablemos de crisis entonces, hay ejemplos en el fútbol de lo que es realmente una crisis y de lo que en verdad significa.
Crisis la del Borussia Dortmund, equipo alemán que nos ha maravillado a todos en el mundo con su fútbol moderno y revolucionario, subcampeón de Europa hace no mucho y que hoy, es penúltimo en su liga y está luchando por no descender, crisis la de equipos como Cruz Azul y Chivas, dos de los más “grandes” de México, ya sea por historia y afición pero cuyos equipos no han podido estar a la altura los últimos años, uno por no ganar nada y el otro por estar sumergido en el fondo de la tabla torneo a torneo. Crisis la de la selección mexicana, cuyo pésimo fútbol y cuyas pésimas actuaciones estuvieron a punto de dejarnos fuera del mundial y de hacer un papelón histórico. Crisis fue la de un equipo como River Plate en Argentina, cuya historia se vio manchada al descender de categoría y arrastrar consigo, todo el prestigio que con mucho ahínco, habían logrado en el pasado.
Esos son sólo algunos ejemplos, esas son las verdaderas crisis en el fútbol, aquellas situaciones que llevan al extremo a organismos y entidades del más alto nivel y que, producto de una combinación extraña de factores negativos, llevaron al límite las circunstancias haciéndolas irremediables o por lo menos muy difíciles de resolver.
De esta forma, yo propongo una campaña, la de la paciencia, la de la mesura y la de la serenidad, una campaña en la que, por lo menos esperemos a final de la temporada para emitir los juicios que se quieran y que se crean necesarios y así determinar si la crisis es real o ficticia para poder enfocar la mirada y ahora sí, exigir explicaciones y esperar por la mejor solución.
Milán Beiles (@MBeiles).