Eco de la montaña (Nicolás Echavarría, México, 2014) es un documento audiovisual que sigue al artista, habitante de la comunidad huichola, Santos de la Torre y su familia, a lo largo de un peregrinar hacia la región Wirikuta, lugar en que se realizan ceremonias de agradecimiento, ofrenda y peticiones a sus dioses.
Se trata de un documental que retrata la particular cosmovisión de un pueblo que se sabe en vías de desaparecer, de que su cultura, ancestral, se corrompe conforme pasa el tiempo, temiendo a perder todo aquello que ha erigido su identidad, primero como pueblo, después como persona.
Eco de la Montaña muestra un grito desesperado de una cultura que lucha por mantenerse dentro de la interacción social, que de muchas formas es ajena a sus ideales y necesidades, tanto personales como espirituales; navegando aguas desconocidas, pero con la firme intención de hacer eco con voz propia, buscando la manera de interactuar con el prójimo a pesar de las diferencias. Mostrado ante la adversidad tesón, de persistencia.
La denuncia sale a flote por sí sola, que evidencia la poca tolerancia que se tiene para integrar, aceptar, y no se diga respetar, la diferencia, lo que evita podamos incluirla dentro de una interacción social de la que puedan ser agentes productivos, de la que se puedan sentir parte, y jamás extraños, incomprendidos o solos.
Y la ilusión gobierna el estado de conciencia. El añoro, la esperanza, la fe encomendada al supremo rogando no termine, no arrebaten tu objeto, vivienda, leyenda o mito que los identifica.
Eco de la Montaña presenta una mirada a la vida y obra de Santos de la Torre, un gran artista Wixárika (huichol) que, como su pueblo, vive en el olvido. El público conocerá el infortunio de este artista que, a pesar de ser autor de un gran mural en la estación de metro Palais Royal
Jesús Sebastián
