Su biografía en Facebook es breve, concisa y precisa: en el apartado de Género, sólo se lee “todo lo que sea pesado”. Y en su música, aplican a la perfección dicha denominación. Las influencias que corren por sus instrumentos van desde la densa oscuridad de Black Sabbath y Down, hasta el ritmo sólido y machacante de bandas como Fu Manchu, Corrosion of Conformity y Kyuss, con adendos que liberan tufos old school en sus riffs, llámese Metallica o Motörhead.
Un personal bien aceitado mantiene a la banda recorriendo con áspera gracia las carreteras del stoner, doom y metal, pero esto no es obra de la casualidad. Cada integrante carga con un tremendo bagaje que le antecede. Ángel Castillo (bajo y coros) y JC Pintor (batería) vienen de Dirty Woman; René Villanueva (guitarra) engrosó las filas de Shredding Consequences, e Iván Nieblas (guitarra y voz), ha participado en bandas como El Diablo y 34-D.
Toda esa experiencia se reunió en el DF en 2012, para volcarse en un arte endemoniadamente furibundo que irrumpió en la escena metalera-stoner nacional como una propuesta honesta y poderosa bajo un apelativo que llama a la negrura y a un pedal al tope del efecto: Black Overdrive (BO). Y con una constante rotación en los escenarios desde entonces, en tres años ya sonaron en directo junto con bandas de alcurnia, como los mencionados Corrosion of Conformity, además de Spiritual Beggars, Toxic Holocaust, Maligno, Black Tusk, y participaron en el festival Hell and Heaven 2013 que encabezó Motörhead.
Además, en ese tiempo lanzaron un demo (que puede escucharse aquí), que sirvió como preámbulo a su debut en forma, como un tentempié al hambre de dureza, como una simple tormenta apenas ante la tempestad que se desató a finales de febrero pasado con el lanzamiento de su Discord (Oz Music, 2015). Producido por Oswaldo Oz Blanco y grabado en Oz Recording Studio en la Ciudad de México, cinco temas del demo de marras, más otros cuatro episodios de la rudeza, dan forma a este álbum en el que se encuentran bastante buenas cosas, entre cuyas virtudes están el crear un aquelarre en las bocinas.
Y es que con Black Overdrive no hay asuntos a medias. Más que apologistas de algo, están en contra de la religión, del gobierno, de la gente hipócrita, de la guerra, y lo liberan mediante un maremágnum de sonidos en donde las influencias se intuyen pero no se descaran. Tocando con una fiereza y urgencia como si estuvieran al borde del precipicio, groove y tonelaje se fusionan con un trabajo impecable con la base de bajo y batería, a la altura de unos riffs que enganchan, sacuden, se graban con fuego en la memoria con dobles liras que se confabulan para destruir en un ataque inmisericorde, al que se une la aguardentosa voz de Nieblas que empata con lo rugoso del sonido y restriega una lírica que desfoga lo mismo coraje que cinismo.
https://www.youtube.com/watch?v=ywpeL4Wyzfs
La definición exacta para este álbum es pesadez, formada por la aleación de actitudes de la vieja guardia ―metal, hardcore, punk―, con atmósferas ominosas que se mueven en variados tempos, del viaje groovy paquidérmico a la lentitud con la que repta un soldado herido de muerte en el campo de batalla. Cada tema tiene su razón de ser en este álbum, desde la que comienza el desmadre y le da nombre, hasta el brutal remate que es “Garden of deceit”. Discord no sólo resultó ser un peligroso paquete sonoro para los tímpanos sensibles, sino también una contundente muestra de que estos defeños saben cómo rifársela con la riffiza.
Javier Carrillo (@GoofyPinche)
[…] La potente banda del DF que se distingue por unos riffs sin misericordia, estrenó álbum en 2015 y esto escribí sobre él. […]