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El Planeta de los Simios: emocional guerra entre especies

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En El Planeta de los Simios: la guerra vemos a unos humanizados simios y a unos humanos muy bestias, una confrontación entre especies que muestra un choque trepidante y cargado de acción.

César, el líder de los simios. Foto: cortesía.

El Planeta de los Simios: la guerra es la novena entrega de la saga, la tercera de la trilogía que comenzó en 2011 con El origen del Planeta de los Simios dirigida por Rupert Wyatt y que protagonizó James Franco.

La historia comienza mostrando al grupo de simios evolucionados que habitan en los bosques de San Francisco a 15 años de la propagación del virus que volvió inteligentes a los primates y que extinguió a gran parte de la humanidad.

Ahí, su líder, César (interpretado por Andy Serkis, conocido por ser “Gollum” en el Señor de los Anillos) incursiona en una batalla emocional, bélica y filosófica; tarea mesiánica que deberá solventar pese a las complicaciones logísticas y tecnológicas, puesto que su resistencia vive aislada y en constante asedio por los humanos.  

“La maravilla de estas películas es que nos dan la oportunidad de explorar la naturaleza humana en su esencia, pero de una manera que puede ser emocionante y diferente”, explica su director, Matt Reeves.  Foto: cortesía.

Se trata de una película llena de acción que recorre diferentes géneros cinematográficos, desde el western hasta el cine bélico, el drama, e incluso se da alguna licencia para mostrar uno que otro gag cómico.

En el filme vemos a unos humanizados simios y a unos humanos muy bestias, una confrontación entre especies que muestra un choque trepidante y cargado de acción, abriendo las posibilidades de un futuro común y alimentando las posibilidades para que existan nuevas entregas cinematográficas basadas en la novela del francés Pierre Boulle.

De las tres películas de la “era moderna” (El origen de 2011 y El amanecer de 2014 las cuales preceden a esta entrega, sin contar el bodrio de Tim Burton de 2001), es la que aborda de manera más profunda el tema filosófico que implica una confrontación entre diferentes especies inteligentes en un mismo planeta, que al final de cuentas son bastante parecidas pero que compiten y se enfrentan, producto de viscerales sentimientos. Una lucha más bien “emocional” y egocéntrica que humaniza a su protagonista.

Nova, interpretada por Amiah Miller y Maurice (Karin Konoval), el sabio consejero de los simios.  Foto: cortesía.

César, personaje principal de peso y carácter, es un claro ejemplo del héroe solitario, vengativo pero a la vez ético, encargado de mover a la historia. Un líder de inspiración bíblica que lucha por cumplir su misión para ofrecer una nueva oportunidad a los suyos. Un estratega, un elegido, un Jon Snow peludo que también se desenvuelve en la nieve.

Entre los personajes secundarios se encuentra Nova (Amiah Miller), una niña que carece del habla debido al virus propagado. Entrañable y empática es sin duda la esperanza de la humanidad. Por otra parte, Simio Malo (Steve Zahn), un chimpancé de zoológico totalmente adaptado a la vida humana, incluyendo el lenguaje y su vestimenta cool, aporta el tono relajado y los gags cómicos al dramático contexto. 

Por cierto, en esta nueva entrega de El planeta de los Simios, se muestra la gran batalla por el planeta en un mundo post apocalíptico en reconstrucción con una de las escenas de acción mejor logradas de la película y que lleva al límite al espectador.  Confieso haber visto la escena al borde del asiento y sin parpadear.

Simio Malo es interpretado por el comediante Steve Zahn. Foto: cortesía.

Entre los puntos flojos de la película se encuentra el papel de Woody Harrelson (el coronel J. Wesley McCullough), un militar supremacista, rebelde e inadaptado al nuevo orden mundial, curiosamente empecinado en construir un muro que lo proteja del exterior. Pese a la calidad del actor, este personaje es un villano convencional que intenta ser realmente malo; repetitivo y poco convincente.

La banda sonora, compuesta por Michael Giacchino, es precisa, de corte retro, inspirada en las grandes producciones hollywoodenses de antaño, aportando gran valor a las escenas de acción y dando emoción profunda a cada momento del filme.

Woody Harrelson recicla papeles anteriores, desde Natural born killers hasta los Juegos del Hambre para lograr al coronel J. Wesley McCullough. Foto: cortesía

La fotografía impacta. La belleza de los paisajes (en su mayoría en Canadá) y la amplitud de sus tomas engrandecen, aumentan, magnifican a los simios. Mientras que recurren a detalles que contrastan y meten de lleno al público entre los personajes y sus historias.

Tampoco olvidemos el apartado tecnológico, un punto clave para lograr el realismo de cada uno de los elementos, simiescos o humanoides, altamente realistas y convincentes. Al menos ahora, ya veremos en 10 años.

La película es buena. Los seguidores de esta saga la disfrutarán. Y aquellos que no están tan familiarizados seguro encontrarán un buen argumento para llevarse a la bolsa un par de escenas de acción de mucha calidad (y presupuesto) que rompen bastante con los blockbusters de cartelera.

Texto: @DiegoKoprivitza.

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