«Voy a sublimar mi arte, mis pensamientos, mis sentires, voy a sublimar lo que siento a través del arte, a través de pasiones humanas».
María Balam es una joven actriz tapatía de apenas 25 años de edad. Estudió la preparatoria en el CEDART José Clemente Orozco aquí en Guadalajara y posteriormente se licenció en Teatro por Bellas Artes en la Ciudad de México. Desde hace diez años se dedica a hacer teatro. También ha participado en cortometrajes y comerciales. La primera obra que la despuntó como actriz fue Ni princesas ni esclavas (2010) con la que develó placa de cincuenta presentaciones en el Rojo Café. A los 19 años, su maestro de teatro la siguió convocando a otras obras.
Juana Inés, paráfrasis de si misma, ha sido la obra que más ha marcado su vida porque dice muchas cosas que para ella son importantes en el teatro y en la vida, para ella, tener la convicción de saber qué estás haciendo y ser congruente, vivirlo cada día, es tan importante como la vida misma.
Cristina Lupercio: ¿Cuál fue el motivo por el que decidiste estar en una puesta en escena tan fuerte como Juana Inés, paráfrasis de si misma?
María Balam: pues porque era urgente hablar sobre ello, es un tema que está moviendo a toda la sociedad. El tema de género. El qué significa ser mujer, qué significa ser hombre, es un tema que a mí ya me había resonado desde hace muchos años. Encontré en esta obra, un vehículo, además de que la figura de Sor Juana Inés de la Cruz me gusta mucho, me apasiona, creo que es una de mis grandes musas como inspiración que admiro profundamente.
CL: ¿Cómo fue la selección del tema y del elenco?
MB: pues mira. Yo vivía en la ciudad de México cuando me convocaron para esta obra. El elenco ya estaba formado, había otra actriz en mi lugar pero al final ella no pudo.
Esta obra surge de la necesidad de dos compañías de teatro, una es Teatro Nómada y la otra es Teatro Estudio. Los directores de estas dos compañías: Karla Constantini de Teatro Estudio y Fernando Sakanassi de Teatro Nómada, juntaron sus inquietudes, es decir, ella, Karla Constantini, quería hablar sobre género y Fernando, quería hacer una obra sobre Sor Juana Inés de la Cruz, entonces, hicieron un puente, combinaron las dos temáticas, vieron que era muy factible, que era posible. Yo fui convocada por Fernando quien me habló, entonces vine a Guadalajara a vivir el proceso, un proceso de investigación, a aprender a tocar las jaranas, porque ninguno de los actores sabíamos tocar las jaranas.
CL: ¿De qué trata la obra?
MB: la obra trata de la vida y las pasiones de Sor Juana Inés de la Cruz, nosotros queríamos desmitificar su figura, bajarla un poco del pedestal, de ese lugar de la mujer, de esa monjita que sale en el billete de doscientos pesos pero que no sabemos en realidad quién era. Toda la gente que no conoce a Sor Juana, le parece una mujer aburrida, hasta para mí lo era. Conforme la fui conociendo, me di cuenta de que todo lo que ella escribía, de los poemas, las obras de teatro, siguen resonando en nuestra época y tienen un valor humano por ser una mujer impresionantemente inteligente.
La obra habla de ella, es ella el vehículo que nos conecta con cómo se veía la mujer en su época y la nuestra y qué tanto ha cambiado. No nos centramos solo en la figura femenina, aunque nuestra protagonista es una mujer, también centramos nuestros temas en las nuevas masculinidades y también lo que significa ser un hombre en nuestra época y qué renuncias tendríamos que hacer desde nuestro género, desde lo que socialmente “debe ser” un hombre y una mujer. No tenemos las respuestas, en la puesta en escena no pretendemos aleccionar a nadie, simplemente buscamos confrontarnos con este tema y generarnos preguntas como sociedad. (Reflexiva) ¡Vayamos transformándolo porque sabemos que esto se tiene que mover y se está moviendo! La obra es muy onírica, es como un collage, están los personajes de las obras que ella escribió, estamos nosotros actores interviniendo de vez en cuando.
CL: ¿Qué parte de la obra resuena en ti como persona?
MB: creo que todo, de principio a fin. La escena de la bañera donde ella está hablando de la libertad, me resuena completamente en muchos sentidos, en las prohibiciones, en mis inquisiciones, en mi libertad; también hasta donde soy libre de pensamiento, de acciones, en esta cosa de la desnudez del alma.
CL: ¿Cómo te sientes como persona ante la respuesta del público con las escenas de desnudo?
MB: son dos cosas distintas, una es tal cual el personaje, el símbolo de la obra lo requiere. El error es pensar que uno se expone desde su persona, es evidente que hay un desnudo y sí, sé que trabajo con mi cuerpo, sé que mi cuerpo es el que está allí, pero la finalidad de la obra vale más que eso, es mayor que cualquier pudor, mayor que cualquier prejuicio. La finalidad de la libertad nos hace recurrir a esa imagen porque nos parecía absolutamente necesario en función de nuestro discurso. En ese sentido, ese desnudo responde a esa función y el cómo lo toma la sociedad es muy interesante porque hasta este punto de la vida de la puesta en escena, nos hemos presentado en Barcelona y Guadalajara y la reacción del público ha sido distinta. Hay varios desnudos que han causado controversia porque la gente, principalmente aquí, no está acostumbrada a verlo, cuando a mí me parece absolutamente natural y bello, me pregunto por qué no se ve así, me pregunto por qué causa tanta incomodidad; me gustaría que la gente pudiera abrirse a este tipo de expresiones. Hasta para la gente del arte, toparte con este tipo de escenas, te mueve fibras, porque como sociedad, no estamos acostumbrados, creo que tenemos que hacer un trabajo consiente de entender el símbolo lo que quieren decir con esas imágenes, la metáfora.
CL: ¿Qué premio ganó la obra?
MB: el premio que ganó fue una beca de creación artística en Barcelona. Fuimos convocados por la Nau Ivanow que es una compañía de gestión cultural en Barcelona quien nos invitó a realizar esta obra con una estancia de creación artística que consistía en vivir tres meses allá, creando esta pieza escénica porque fue propuesta y escrita por nosotros. Obviamente hay un director, pero con ellos, vertimos y proponíamos, es una creación colectiva. Es la primera convocatoria que se hace entre la Nau Ivanow y Secretaria de Cultura Jalisco.
El próximo año, estamos invitados a Barcelona a presentar nuevamente la obra y queremos extenderla a la ciudad de México.
CL: para finalizar la entrevista, ¿hasta dónde quieres llegar?
MB: no tengo un lugar al que quiera llegar, lo que sí tengo muy claro, es que la profesión que tengo como actriz, como artista, es decir, tengo muchas cosas que decir, muchas cosas que me duelen, muchas cosas que me apasionan. Voy a sublimar mi arte, mis pensamientos, mis sentires, voy a sublimar lo que siento a través del arte, a través de pasiones humanas. Hablar sobre la justicia, la libertad, el amor, la verdad, esos son mis temas de vida, cualquier obra que trate esos temas, me va a atrapar. Claro que me gustaría tener cierta estabilidad pero voy más allá de eso, si escogí una profesión que está en constante movimiento, siempre estoy en constante movimiento, constante búsqueda, siempre quiero encontrarme hablando estos temas desde mi pasión, desentrañando el alma. Finalmente, el teatro es un espejo, en el momento en que yo encarne mis pasiones con otros pensamientos, estaré hablándole al público, a la persona que me esté viendo, estaremos haciendo esta comunión que ni el cine ni otra arte tiene porque se trata de estar en vivo.
Juana Inés, paráfrasis de si misma, se presenta en el Teatro Experimental de Jalisco desde el 22 de septiembre y hasta el 8 de octubre de 2017. Las últimas funciones serán este viernes 6 de octubre a las 8:00 pm, sábado, 7 a las 7:00 pm y domingo, 8 de octubre con dos funciones a las 5:00 y 7:00 pm.
Texto: Cristina Lupercio.
