Así fue como decidí que mi vocación era hacer cine, o al menos, contar historias a través de una cámara.
Recuerdo la primera vez que salí de un cine después de ver una película. Tenía siete años y a mi mamá le regalaron dos boletos para ver Harry Potter y la Piedra Filosofal. Recuerdo no haber entendido mucho porque la función había sido en inglés y, por aquel entonces, apenas comenzaba a leer de corrido; aún así la amé. No solo por los colores, los efectos visuales o la enorme producción; sino por la historia, los personajes y toda esa gama de emociones y sensaciones que a mi muy corta edad tuve la dicha de experimentar.
Así fue como decidí que mi vocación era hacer cine, o al menos, contar historias a través de una cámara. A eso le siguieron los primeros años de preparación, los primeros acercamientos al mundo detrás de los mundos; el descubrimiento de las diez mil cosas necesarias para contar la historia más pequeña, así como las lecciones escondidas debajo de ellas. Gracias a eso (y a más de un profesor extraordinario), fue que desarrollé la sensibilidad mínima necesaria para poder diseccionar cada plano, cada escena, cada acto y cada película, de acuerdo a las intenciones de sus realizadores.
Pero ¿por qué? ¿Qué tienen las películas que nos hacen amarlas?
Quizás es su capacidad para transportarnos, como lo mencioné antes; quizás es la vastedad de sus ramificaciones o las mil interpretaciones que pueden darle a una misma cosa; pero quizás sea por el simple hecho de que no importa dónde, cómo o cuándo tengan lugar las historias contadas, sino que en todas y cada una de ellas podemos encontrar un personaje, un sentimiento o una situación que nos identifica como personas y, con algo de suerte, nos recuerda quiénes somos.
Poco antes de emprender este camino, le dije a mi papá: «si hay algo que puedo hacer por el resto de mi vida sin cansarme, es esto». Y vaya que no he cambiado de parecer.
Texto: Carlos A. Narvaez.
[…] confiaba en el cine y en el arte como medio de transformación. No solamente quería mostrar la situación de Juanacatlán, sino que también quería recuperar […]
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