Icono del sitio El Descafeinado

Balas transnacionales, entre hábitos globalizados

cropped gun reform now

Ejecuciones, tiroteos, víctimas inocentes en la era de los disparos nuestros de cada día.

Me cuesta trabajo evitar el uso de alguna analogía cinéfila a circunstancias de la vida cotidiana, en pleno aniversario por los cinco lustros del estreno de Pulp Fiction; Tiempos violentos, el pleno manifiesto de lo que vivimos hoy en día con el estruendo de los balazos en los centros comerciales o restaurantes de comida rápida lamentablemente no son parte de ningún relato cinematográfico, sino historias del día a día en Norteamérica.

Lo que sucedió en Ohio, El Paso o un centro comercial en Zapopan, Jalisco, trae a nuestra mente episodios que nos invitan a reflexionar qué tan difícil es asumirnos como especie violenta y qué tan complejo es intentar entender que hoy día cualquier ideología encuentra argumentos para liquidar a plena luz del día y sin importar qué tan compartido sea el espacio público para descargar las municiones, sino más bien, todo lo contrario.

Crímenes enfundados en un profundo discurso racial, anti inmigrantes, con una alta carga de contenido socio político, no difiere en demasía de quien por razones de negocio, de control de plaza, de crimen organizado, de ajuste de cuentas. Descarga las balas en lugares tan comunes como un centro comercial o bien un restaurante de comida rápida, ya que en ambos y como en teoría de la comunicación, en este caso lo más importante es nuevamente el mensaje y no el medio (motor) para matar.

El tiroteo de el Walmart de El Paso, Texas dejó 22 muertos y 26 heridos.

Asesinar inmigrantes en las instalaciones de un Walmart por su mayoritaria condición presumible de ilegalidad en los Estados Unidos, como parte de una acción para evitar una invasión del país, según los dichos y creencias de Patrick Crusius es tan real y paralelo como quien encuentra en un restaurante familiar de hamburguesas a un rival de contrabando y traición, al que solo le puede hablar al sonido de las balas.

Hoy día en los fallidos sistemas de justicia y de normativa social, pensar que la vida criminal hasta antes de ser arrestado forma parte de la libre determinación de los ciudadanos de un pueblo o bien que amparado en una ideología anti inmigrantes que se difunde, comparte, viraliza y expande en su mayoría en redes sociales, son casos concretos de libertad de expresión, nos tiene que poner a pensar sobre lo que es válido o no como manifestación de las ideas para un individuo.

Los recientes tiroteos en Estados Unidos abrieron el debate en torno a la venta de armas de fuego en este país.

Lo más grave no solo es la facilidad que en Ohio, El Paso, Zapopan, Colombia, Afganistán, Francia o la ciudad que usted quiera, lo fácil que es conseguir un arma para descargarla sobre alguien más, sobre un extraño enemigo que representa una amenaza a la actual manera de vivir, sino lo impune que muchas veces representa ver que pese a detenidos e inculpados, el caldo de cultivo que genera estos motivos para matar se sigue alimentando de ingredientes en los que solo cambiará el actor material de estos postulados que siguen vivos y parecen estar cada vez más al rojo vivo o al punto de cocción.

Ahí el verdadero problema que amparados en el libre pensamiento y expresión, disparar contra alguien más es ya un hábito globalizado con armas y balas que se fabrican en un sitio, se adquieren en otro distinto y se empuñan en un tercer o cuarto lugar totalmente distinto al de su origen, es decir una violencia global que habita en cientos de personas en todo el orbe.

Texto: Pablo Vázquez Rivera.

Salir de la versión móvil