Por: Pablo Vázquez / Foto: Getty Images.
Hoy la figura de este ciclista estadounidense está ligada al engaño, al dopaje, fue despojado de sus siete títulos del Tour de France, y sobre todo exhibido como un hombre que mintió y que escribió una de las historias más grandes no sólo del deporte, sino de la fortaleza de espíritu del ser humano, por encima de lo deportivo.
Los movimientos de la USADA, la agencia norteamericana antidopaje, fueron con un tinte de justiciero, salvador de la justicia y defensor de las malas prácticas, no sólo en el deporte sino en la sociedad, y simplemente en voz de Travis Tygart, quien anunció desde Colorado que su organismo ya había enviado a la Unión Ciclista Internacional (UCI) las pruebas de dopaje con las que sancionó a perpetuidad a Lance Armstrong, para confirmar su ejecución.
A Lance la agencia de dopaje de su país lo ha calificado de la siguiente manera: USADA — tiene una ambición desmedida—, un solo objetivo y todos los medios posibles para alcanzarlo, ser el más grande en el Tour el mayor número de años posible, capaz de todo por ello, —agresivo y vengativo— no difiere en absoluto, visto desde fuera, del autorretrato que pinta Armstrong en sus autobiografías. Lo que cambia es lo que hay debajo de la piel.
La figura de Lance ha sido motivo de orgullo y de motivación a otros, sin embargo las recientes acusaciones en su contra, sin que existe en Armstrong interés alguno por defenderse, sólo alientan a quienes buscan segui haciendo leña del árbol caído y pegándole con tubo al ciclista, incluso en la serie South Park, que también se mofa de Armstrong.
En el capítulo de la comedia satírica de dibujos animados el regordete y grosero Eric Cartman, uno de los cuatro niños protagonistas, declara: «No puedo creer que nos engañara a todos». El desdichado colegial Clyde Donovan grita «idiota mentiroso» y el consejero de la escuela Mr Mackey solloza mientras se quita la pulsera diciendo: «No sé ya en qué creer».
De 1999 a 2005 Lance fue el más grande ciclista que corrió en el Tour y llenó los brazos de miles de seguidores, con sus pulseras de Livestrong, y una leyenda que sobrepasaba incluso el cáncer, una de las peores enfermedades y que prácticamente condena al ser humano a perder la batalla con la vida poco a poco.
Lo que sucede el día de hoy parece ser una búsqueda de justicia al estilo norteamericano, cono todo el músculo de las instituciones y de una sociedad que en muchas ocasiones se ha autoproclamado la mejor del mundo, donde los superhéroes salvan al mundo de los malvados y hasta de los alienigenas invasores, y que no perdonará a un hombre que tal vez se equivocó e hizo trampa siendo voraz, o bien que sólo no desea ser un protagonista del circo montado que es el de su ejecución, por los mismos, que durante 7 años lo encumbraron.