José Saramago fue crítico con la forma en la que se hacía política, pero también con cómo la sociedad se comportaba ante estos sistemas, que fueron una de las marcas en su obra.
El nombre de José Saramago provocó que el ambiente de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se llenara de recuerdo y de vitoreos, por ser ese escritor portugués de las obras literarias magistrales, ese escritor de visiones políticas claras que no gustaba de la comodidad, e invitaba a la reflexión, al cuestionamiento, y al cambio social. Ese escritor que dejó este mundo por allá de 2010, ha sido uno de los homenajeados.
José Saramago, nacido en Azinhaga, Portugal, marcó un imborrable paso en el mundo literario, que llegó a América Latina, y si bien es recordado por haber ganado el premio nobel en 1998, lo que lo ha posicionado como el primer portugués en hacerlo, su nombre ha sido imborrable en todo tipo de reconocimientos globales, y textos que hoy se mantienen vigentes.
¿Por qué?, ¿Por su crítica a los sistemas políticos?, ¿Por su crítica a la economía, al consumo o a la ciudadanía misma?, ¿Por su amplia capacidad para escribir historias desde la religión o desde el amor?.
Una de las voces autorizadas para hablar sobre lo que fue José Saramago para la literatura y el pensamiento, es la escritora y periodista Pilar del Río, quien fuera la traductora de sus obras, pero también su compañera de vida.
Saramago, a partir de que en Portugal se instauró la democracia, «pudo ya dedicarse a escribir, y a ejercer cívicamente», comentó Pilar del Río, pudo expresar sus ideas, motivando a quienes le leían, a entender su responsabilidad social.
«Diciendo siempre que democracia no es votar cada cuatro años, que no vale con delegar en personas que consideramos capacitadas para que nos gobiernen, que tenemos que ser activos todos los días», fueron esas visiones que Saramago mantenía, en el modo de vivir hacia un mañana.
Es por eso que Saramago escribía, «porque quería contar, porque necesitaba comunicarse, porque necesitaba sentirse parte de una humanidad más grande», a la cual apreciaba, y buscaba entender constantemente en sus comportamientos.
Para la escritora española, sus libros «reclaman el poder», pero «no el poder de las industrias armamentísticas, no el poder contra ese, el poder cívico, el poder nuestro, el poder que hace que tengamos buenos o malos gobiernos».
Y agregó que «si somos activos todos los días, los gobiernos serán más activos», eso que Saramago analizaba de la sociedad, donde «en el fondo los gobiernos son reflejo de lo que nosotros somos», como lo señaló Del Río.
Saramago, el portugués más Latinoamericano
En el conjunto de personalidades que se refirieron al escritor portugués en su homenaje, saltó una voz que dijo: «A mi me queda claro que el escritor no latinoamericano, más cercano al corazón de los latinoamericanos siempre fue José Saramago». Lo dijo Laura Restrepo, escritora colombiana reconocida por el mismo Saramago, en la entrega del premio Alfaguara por su novela «Delirio».
¿Por qué en América Latina? porque «para nosotros siempre fue un autor propio, desde luego hay admiración por muchos escritores extranjeros en nuestro continente, pero esa apropiación de la figura de un europeo no es común». Tal era ese vínculo, que Restrepo recordó entre risas que bastaba escuchar su «portuñol» para saber que realmente no provenía de acá.
«La literatura de Saramago es una literatura sobre la dignidad, que yo creo que para América Latina es una noción tan fundamental en la pobreza, en medio de la guerra, de los desastres naturales», esa fue para Restrepo, una de las visiones principales que tuvo Saramago.
También, Marisol Shulz, directora de la FIL Guadalajara y que por muchos años fue editora de Saramago dijo en su homenaje: «El mensaje sobre las democracias, el entendimiento de José saramago sobre la situación política de México, sobre lo que viven los pobres de América Latina en particular, a los pobres del mundo, es un pensamiento vigente».
La obra de José Saramago ha sido reconocida nuevamente en la FIL Guadalajara. Hasta el próximo domingo, continuarán otros reconocimientos de aquellas trayectorias que son importantes para la literatura en Latinoamérica, como lo hizo José Saramago, uno de los autores y pensadores más influyentes desde finales del siglo pasado.