Más allá del logro histórico de la industria agrícola de la entidad, una historia de devastación de zonas y del aprovechamiento de vacíos legales en la sustentabilidad.
La línea del tiempo se cruzó al igual que la frontera para el aguacate jalisciense, 105 años después de una larga espera, la actual administración dio luz verde a los productores para luchar en las trincheras del campo, mientras ellos lo hicieron en los escritorios para que el fruto preciado de la entidad lograse cruzar el río, la frontera y llegue de nueva cuenta al mercado estadounidense, un hecho que en la punta del iceberg solo parecía tener momentos felices, sin embargo la abogada ambiental Patricia Moreno (@PatriciaMorgon en Twitter o PatriciaAmbiental en Instagram) establece que fue al vapor y sin modelo de impacto el acelere de producción del mismo buscando únicamente el aplauso sin balance sustentable en su producción.
«No hay nada más lejano a lo que está ocurriendo, ningún volumen de aguacate que se esté produciendo en este momento es sustentable, partiendo de que el cultivo se generó a partir de un uso de suelo que fue ilegal, por ilegal me refiero a que en ningún momento fue evaluado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, no se hizo una solicitud de trámite, no se hizo un estudio, no se hizo una propuesta, no hay una autorización en la que la Secretaría diga, sí, te autorizo a que generes una producción de tal volumen, siempre y cuando te sometas a estas líneas de prevención y responsabilidades, cumplimiento, eso no existe por lo cual, podemos decir que se fueron por la libre y es ilegal», manifestó la especialista en temas ambientales por el ITESO.
México produce dos millones 400 mil toneladas de aguacate, siendo el líder a nivel mundial, del cual el estado de Jalisco se ubica en la segunda posición en todo el orbe, a diferencia de otros estados, el aguacate de la entidad cuenta con certificaciones internacionales que le permiten llegar a 35 mil toneladas a Canadá, mientras que al mercado asiático llegan entre 32 y 36 mil toneladas desde el campo jalisciense, una lucha de más de 10 años de pelea por la certificaciones, que no dejan de ser importantes en la historia del día a día para los productores.
Más allá de este asunto de certificaciones de calidad y del impacto comercial así como en la generación de crecimiento en las regiones del estado, Patricia Moreno establece que no se cierra a la posibilidad de un balance entre la producción, comercialización y beneficios pero defiende que se debe modificar la concepción errónea en los niveles de producción que se tienen, objetivo complicado por el tema de negocio por encima del ecológico.
«Hay un tema de agua en el desconocimiento de los pozos de agua y su explotación en niveles hídricos que caen en malas prácticas, la deforestación por el volumen de pozos regulados y el manejo de las concesiones por parte de la Conagua Si nosotros tuviéramos una producción regulada que considero es el mejor escenario al que podemos recurrir con vigilancia, sin otorgar cambios de usos de suelo para uso agrícola, creo que sí podemos caminar hacia modelos sustentables de producción agrícola, llámese aguacate, berrie, agave, recordar que ya se presentó un evento catastrófico como el que ya ocurrió en San Gabriel, vamos a voltear a ver a los aguacateros y diremos están cortando el cerro, los bosques, y sin entrar a los efectos climáticos al cambio de uso de suelo ilegal», afirmó.
La ruta
- Cambios en la planeación de calendario y baja de sus previsiones en números con prorrateo.
- Buscar un aguacate sustentable bajo aprobación de cambios de usos de suelo con legalidad.
- Evaluar zonas de producción sin devastación de zonas agrícolas.
El contexto
El desbordamiento del Río Salsipuedes y la inundación que originó en el municipio de San Gabriel, en Jalisco, cobró la vida de cinco personas, según lo indican los reportes más actualizados de la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos del Estado en junio del 2019.
Texto: Pablo Vázquez Rivera.