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La ficción y su presencia en el periodismo desde la visión de Leila Guerriero

«Con todo este andamiaje de cosas, creo que no hay espacio para la ficción, yo creo que si uno tiene que inventar en el periodismo es porque no se ha quedado lo suficiente», es una de las formas en que Leila Guerriero identifica el hacer periodismo.

Desde su perspectiva periodística, desde su experiencia en la literatura de ficción, desde sus crónicas que se han dejado en diversos libros, Leila Guerriero piensa «si siento que tengo que inventar algo, es que he fallado en la etapa del reporteo» acerca de la labor de investigar e informar que tiene quien hace periodismo. En la charla que ofreció en el marco de Guadalajara, Capital Mundial del Libro, habló «en torno a la no ficción», tema del que ofreció sus opiniones y anécdotas.

«Para mí el límite es claro, para mí el límite en la no ficción es la invención», esta es una de las ideas que para Leila Guerriero, quien escribió libros como «Los suicidios del fin del mundo», «La otra guerra», «Frutos extraños», o «Una historia sencilla», deben tomarse en cuenta sobre la labor que tiene el periodista, desde su experiencia al ser alguien que saltó del mundo de la ficción, a escribir sobre realidades, sobre vivencias e historias.

Leila Guerriero durante su conferencia en Guadalajara, Capital Mundial del Libro.
Leia Guerriero durante la conferencia que ofreció en el foro Larva. Foto: cortesía.

Un inicio desde la ficción que desembocó en el periodismo

Leila Guerriero creció en una familia donde era habitual la lectura, pues arraigada desde generaciones atrás, ella estuvo en contacto con historietas o cuentos desde pequeña. Una muestra de la conexión familiar de Leila con las letras era una habitación en casa de su abuela, llamada «el archivo», donde se guardaban «desde mecánica popular, hasta toneladas de cómics». Ella, gracias a ese contexto, «leía antes de saber leer», pues era habitual que la lectura de diversos títulos llegara a sus oídos.

Ese contexto donde la lectura estaba presente en su entorno, donde le contaban historias ficticias, la impulsó a leer, y con ello a escribir, lo que ahora se convirtió en plasmar procesos de investigación y entrevistas, en la construcción de historias reales.

Leila deseaba escribir, y conforme crecía, al momento de buscar en qué dedicar su estudio, optó por encontrar algo donde poder seguir en la escritura, pero «en la Argentina de los años 80 no había una carrera que te ayudara a ser escritor», ese fue su obstáculo.

Pero su comienzo se logró en el diario Página 12, donde ella dejó una historia que había escrito, titulada «Kilómetro cero», con la intención de que este espacio la publicara en un compilado de obras. Esa historia tomó importancia luego de varios días, cuando su cuento sí fue publicado, un cuento de quien entonces era una desconocida, y que después de eso ya comenzaba una carrera como periodista.

Esa nueva forma de trabajar para ella, que no había estudiado periodismo, y que aprendía sobre la marcha, luego de que le recomendaran leer «Crash» de J.G Ballard ante la asignación de una nota, se manifestó como esa conexión entre la ficción y la realidad para ella: «la no ficción se puede alimentar en el recurso o en la idea de la ficción».

La «no ficción» y sus límites con el periodismo

Con la crónica como el género periodístico que resuena en su trayectoria, con numerosas historias de vida, es que Leila ha identificado los puntos de su trabajo periodístico dentro de este formato, en estar «reporteando, investigando, hablando con gente, recorriendo un lugar, yendo una vez, dos veces, tres veces, para hacer lo que seria un perfil de las personas».

Y es en el trabajo de campo donde la palabra «ficción», para ella, no tiene que estar alejada del todo, pero sí con una posición clara, pues la imaginación tiene que usarse «al servicio de la forma», y no al servicio de «imaginar contenido inexistente», lo que refiere a la información de las realidades.

Es así como la crónica surge de un proceso en el que ella busca los datos, indaga en el entorno de sus protagonistas, habla con su familia, con las personas que les rodean, como un trabajo «casi antropológico», haciendo uso de herramientas etnográficas, y por ello, «con todo este andamiaje de cosas, creo que no hay espacio para la ficción, yo creo que si uno tiene que inventar en el periodismo es porque no se ha quedado lo suficiente».

Para enterarte de las voces expertas, que impartirán charlas magistrales y discusiones sobre los diversos temas que competen a la lectura, puedes checar el sitio oficial o las redes sociales de Guadalajara Capital Mundial del Libro.

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