Entrevista a Álvaro Díaz, uno de los creadores de la serie chilena, 31 minutos.
Su visita a México ha provocado gran expectativa entre sus seguidores. Incluso, en Guadalajara, su presentación del 23 de noviembre se volvió sold out varios días antes de su espectáculo, abriendo una segunda el mismo día a las cuatro de la tarde.
Niños y adultos esperan con ansia poder ver a Guaripolo; al carismático presentador Tulio Triviño o el súper héroe más cotizado de la televisión sudamericana, Rombos Man, personajes que hay logrado el éxito de la serie chilena que ahora gira por Latinoamérica realizando presentaciones en vivo bajo un concepto creativo multidisciplinario que incluye títeres, canciones, música, así como irónicos skeches humorísticos, ya característicos de 31 minutos, programa de televisión creado por la productora independiente, Aplaplac de Álvaro Díaz y Pedro Peiran.
En entrevista para El Descafeinado, platicamos con uno de sus creadores, Álvaro Díaz, quien nos cuenta a fondo el fenómeno 31 minutos.
El Descafeinado (ED): ¿Cómo ha evolucionado la serie desde su estreno?
Álvaro Díaz (AD): La serie partió como un noticiero de títeres muy ingenuo, nosotros recién estábamos aprendiendo a hacer títeres y eran bastante sencillos, con una puesta en escena muy simple en la que trabajábamos la idea de la baja producción, con la estructura de un noticiero común y corriente incluso con notas con seres humanos, pero con el tiempo los personajes cobraron forma y comenzaron a establecer relaciones entre ellos creando un universo propio sobre la base de la comedia. Lo que en un principio era un noticiero se transformó en una comedia de personajes en la que lo disparatado comenzó a guiar cada capítulo, que a su vez era una historia única. Por otro lado La Nota Verde, Rombos Man y las canciones comenzaron a tener valor por sí solos y se transformaron en los puntales del programa. Por otro lado están las transformaciones técnicas pero se mantiene la estructura de un presentador de noticias que muestra notas con los mismos personajes del día 1. Nos dimos cuenta de las infinidades de posibilidades que tiene hacer títeres y 31 minutos comienza a ser un mundo, un imaginario completo relacionado con analogías del ser humano.
ED: ¿A qué le atribuyes el éxito de 31 minutos ?
AD: A que pese a ser un programa protagonizado por títeres tiene mucha humanidad y esa humanidad tiene mucho encanto. Pese a ser personajes de lana y botones, tienen mucha humanidad. No son modelos a seguir ni persiguen pontificar entre los niños, son personajes muy realistas y ese encanto es muy atípico. Creo que el grupo humano que armamos para el programa fue clave, un universo de gente joven que estaba fuera de la televisión y que pudo introducir un cierto aire de espontaneidad que generó el espíritu del programa. Por otro lado 31 minutos es un programa para niños hecho por adultos que tiene que gustarle a los adultos que lo hacen. Eso hace que le guste a otros adultos y que al fin, sea un programa familiar.
ED: ¿Por qué ha causado furor entre el público adulto (al menos aquí en México)?
AD: Principalmente porque si bien tiene un espíritu e ideología infantil, es un programa que le habla a todo el mundo, que quiere ser gracioso y entretenido para todos los que lo vean. Los personajes y su humanidad es transversal, no solo para niños. Es un programa infantil con respecto de su ideología pero con respecto de a quién le llega, le llega a todo el mundo y eso parte porque los que lo hacemos lo pasamos muy bien haciéndolo.
ED: ¿Qué tiene la serie que conecta con un público latinoamericano amplio?
AD: Curiosamente, la misma particularidad, que los personajes pertenezcan a un lugar específico como Titirilquén. Es un lugar de fantasía, eso siempre es atractivo, un lugar nuevo, un lugar desconocido que quieres conocer. Los latinoamericanos por un lado somos muy parecidos y nos podemos reconocer sobre todo frente a otros continentes pero por otro lado las diferencias son muy notorias y las podemos manifestar y los chilenos, en particular, tenemos el problema del idioma, que no se nos entiende pero tal vez por ser títeres, pudimos superar esa barrera de la pronunciación y salimos de ese carácter isleño y transformamos 31 minutos en algo muy encantador. Todos somos de algún lado, 31 minutos es de Titirilquén.
ED: ¿Crees que hay cosas que no llegan a entenderse en las televisoras donde se transmite (sea por políticas empresariales, rasgos culturales particulares), como la ironía por ejemplo?
AD: Si algo no se entiende, creo que no tiene mayor relevancia porque la gente lo acepta como parte del universo. Al parecer en Chile somos muchos más irónicos y hablar en doble sentido cuando algo está bueno decimos que está malo y al revés. Eso a veces no se entiende porque tendemos a ser muy irónicos y eventualmente podría causar confusión pero por lo general también es atractivo quedarse con la incertidumbre, aprender nuevas palabras y frases y cargarlas de sentido. Es parte de los beneficios más que de los defectos.
ED: 3D, súper héroes, zombies, telenovelas adolescentes… ¿cómo se compite contra eso?
AD: Más que competir se incorpora. 31 minutos toma todo lo que está en el entorno, lo que está de moda y lo convierte en algo peculiar. Tenemos una manera atemporal de hacer las cosas, no nos subimos a las modas porque eso sería nuestro suicidio pero queremos ser moda también. Se compite siendo un espejo, no negando.
ED: Luego de una pausa y un regreso ¿qué sigue para la serie?
AD: Estrenar nuestra nueva temporada en la mayor cantidad de países, salir de gira, esperemos que por muchos países y producir una nueva temporada, ojalá que afines del 2015.
ED: ¿Alguna experiencia con México en particular?
AD: Presentarnos en México es un sueño, es un objetivo por el que hemos luchado por mucho tiempo porque es un espectáculo muy complejo, muy caro y si lo íbamos a llevar queríamos hacerlo bien. Estamos muy emocionados de encontrarnos con nuestro público mexicano, estamos seguros de que se van a encontrar con lo que quieren. Es la primera vez que salimos de Chile e ir a México nos hace sentir que es nuestra segunda casa.
ED: ¿Con qué se va a encontrar la gente en el show?
AD: Un espectáculo nunca antes visto de 31 minutos, la mezcla del elenco de títeres original, con sus voces y personajes y los músicos y actores que hacen la serie. Es una suerte de obra de teatro con concierto con todas las canciones que la gente quiere escuchar, con todos los éxitos de 31 minutos.
31 minutos se presentará el 23 de noviembre a las 16 y 19 horas en el Teatro Diana.
Texto: @DiegoKoprivitza.
[…] Todos somos de algún lado, 31 minutos es de Titirilquén – El Descafeinado. […]