Hablamos de la primera jornada del festival Coordenada del pasado viernes 19 de octubre, que en su quinta edición dejó memorables encuentros musicales.
Viernes 19 de octubre, Parque Trasloma, Guadalajara, Jalisco.
Lejos de hacer una reseña del festival Coordenada donde se exalte a los headliners y sus magníficas producciones, en esta ocasión me decidí por hablar, además de mi experiencia personal, de los actos que me entusiasmaron por su calidad musical y porque nunca había tenido oportunidad de verlos en vivo. Sin denostar ningún performance, definitivamente mi misión en esta quinta edición del festival era buscar sonidos nuevos. Y vaya que obtuve sorpresas.
El sol caía a plomo, iba a venía según el capricho de las nubes que llegaban a dar un poco de tregua a las personas que arribaban a Trasloma desde las tres de la tarde. Los encargados de abrir los escenarios reunían a grupos reducidos de seguidores y curiosos, mientras que el buen rollo del Coordenada se contagiaba nada más entrar. Daba la sensación de entrar a una kermés.
Sol de viernes y mi periplo comenzó con un retraso inesperado para llegar a ver a Lost Acapulco, los primeros de mi lista y que escuché a la distancia mientras la fila de acceso en la avenida López Mateos caminaba sin pausa. Ya dentro decidí seguir el itinerario que me había marcado un día antes, los elegidos eran Airbag, unos argentinos de los que no tenía demasiada referencia. La sorpresa fue grata, rock and roll de la vieja escuela que retumbó con un sonido preciso, lleno de guitarras y clichés que me recordaron a los Guns de los 90.
Los hermanos Sardelli, originarios de Buenos Aires, fundaron la banda a principios del dos mil y en el escenario se veían entusiasmados con un público todavía pequeño, pero que coreaba sus canciones con devoción. Nuevamente las nubes ofrecieron refugio y decidí continuar con la ruta marcada: Camilo Séptimo.
La banda de indie pop mostró su poder creativo y una conexión interesante, la gente se agolpaba para verlos en el escenario Tecate Light donde fluyeron sin contratiempos. El público seguía llegando a un ritmo más o menos lento, como era de esperarse, pues aún faltaba tiempo para que los oficinistas pudieran incorporarse al festival.
Tras un rato de ver a Camilo, su romanticismo pudo conmigo, y luego de escuchar el par de temas que me gustan la intuición me llevó al otro lado del parque donde estaba sucediendo uno de los mejores conciertos del día.
Se trataba de NoMBe, un alemán muy joven que hace un soul bastante producido, pero que en vivo desata una energía muy orgánica y poderosa, además de tener una banda de mucha calidad.
Llegué al cierre de su concierto y lamenté no haberlo visto completo. Me quedé con la sensación de que nada tiene que ver con el sonido que imprimen en sus discos, una de esas agrupaciones que en vivo cambian de manera radical. La experiencia me gustó y las dos canciones que escuché me dejaron realmente loco.
https://www.youtube.com/watch?v=Z_NbYzVh9JE
El plato fuerte del viernes, para mi claro, era Aterciopelados. Andrea Echeverri y Héctor Buitrago comenzaron con fuerza y se aventaron lo clásicos de clásicos («Baracunata», «Florecita Rockera», entre otras). El olor a mota se manifestó y llenó el escenario donde los bogotanos bailaban y cantaban temas de la vieja escuela del rock latinoamericano. Las canciones de su nuevo disco también se hicieron presentes, por ejemplo «Dúo», a mi parecer de lo mejor, aunque sin mucho eco por parte de los presentes, así que la banda recurrió a su plan b: más clásicos.
El cierre tuvo su significado, su fuerza, su conexión. Aterciopelados no pasa de moda y su honestidad traspasó el escenario. Ya al final la banda regaló a los presentes algunos recuerdos de su natal Colombia. Gran concierto y puro amor.
De nueva cuenta me moví al escenario Light, al otro extremo de Trasloma. El Instituto Mexicano del Sonido con Camilo Lara al frente y banda completa, puso a bailar con fervor a los que tenían ganas de ritmo y cumbias. La gente seguía llegando. El sol se había metido y una ligera lluvia se hacía presente, como si Tláloc quisiera decirnos que no nos confiáramos del clima. La gente bailaba. Bebía. Oficialmente la fiesta había comenzado. «Hiedra venenosa» y «Escríbeme pronto» hicieron que la caminata valiera la pena.
.@IMS_MIS está poniendo bailar a todos. «¿Quien va a brincar?», dice. Y suena un #cumbión. Sigue llegando gente a Trasloma @CoordenadaGDL #cobertura #eldescafeinado. Foto de @zimagenmx pic.twitter.com/u1VAlCGmaw
— El Descafeinado (@eldescafeinado) 19 de octubre de 2018
Cuando terminó el IMS, me decidí por ver a Enjambre, así es, al otro extremo opuesto del venue. Se trató del primer encuentro masivo del día con una banda muy esperada por la concurrencia y que tiene una conexión muy íntima con su público. Enjambre voló e hizo volar.
Mi itinerario tenía prioridades y una de ellas era ver a los británicos de The Boxer Rebellion que tocaban muy cerca de ahí, justo al terminar Enjambre, así sacrifiqué el concierto de Johnny Clarke en el escenario AT&T para no perderme ni un segundo de los londinenses.
The Boxer Rebellion me gusta desde hace mucho tiempo, los conocí por el programa Antifama que transmitíamos en El Descafeinado cuando hacíamos radio. De tonalidades oscuras y ambientes de guitarras profundos, el indie rock de este cuarteto comenzó de la mejor forma cuando la noche ya caía. Sin duda fue uno de los actos que en lo personal disfruté más. Sonaron temas de su más reciente disco «Ghost Alive», y «Weapon» uno de sus temas más representativos.
El punto de quiebre, donde el rumbo se perdió, fue cuando integrantes de la banda mexicana URSS Bajo el Árbol salieron al escenario para cantar una canción con The Boxer Rebellion. Si bien la intención fue buena, el ritmo del concierto cambió, no empataron, no funcionaron. Cuando levanté la mirada había varias personas molestas. Fue como cuando te encienden la luz para despertar. Un balde de agua helada.
El trago amargo se pasó con cerveza, aunque fue momentáneo. Vicentico llenó el escenario contiguo en pocos minutos. Lo masivo había cobrado sentido y Coordenada se llenó -tardó, pero se llenó- y todos querían escuchar a la voz de los Fabulosos Cádillacs.
El inicio de su concierto fue un avión en picada. No había forma de notar cómo rompía con el ambiente fiestero de un festival de tremenda dimensión como el Coordenada. Los fanáticos dirán lo contrario, lo sé. En lo personal no estaba preparado para dejar que los ánimos cayeran desde los mil pies de altura a un vacío incierto (menos a un vaso vacío), así que me fui a ver a otra banda de mi lista, a los británicos The Magic Numbers.
El escenario de los Magic Numbers reclutó a un buen número de nostálgicos, entre los que me incluyo, quienes disfrutamos del rock alternativo de los hermanos Stodart y Gannon. Un gran sonido y un mejor reencuentro con el pasado. La banda sonora de ese día incluyó «Forever lost», «Mornings eleven» y «Love me like you».
.@fobiamx provocó una #Revolución en #Trasloma @CoordenadaGDL #cobertura #eldescafeinado pic.twitter.com/Cv7mCzUYXP
— El Descafeinado (@eldescafeinado) 20 de octubre de 2018
Ya en la zona de guerra, el encuentro con Fobia fue gigante. Celebraban 30 años y Leonardo de Lozanne daba las gracias a los tapatíos por ser «su segunda casa» así como a los aún existentes clubs de fans. Armaron una revolución, nostálgica también, y que dejaría los motores encendidos para Zoé y Mi Banda El Mexicano, quienes cerraron la noche luego de que un día antes se anunciara la cancelación del acto estelar de Deadmau5.
Dicen que el bailongo que desató Mi Banda El Mexicano hizo olvidar a los presentes las tornamesas del DJ canadiense. Dicen, porque ahí si no tuve intención de quedarme.
[…] puedes leer la reseña del primer día del Coordenada […]